jueves, 2 de septiembre de 2010

LA SALIDA DE LA CRISIS

LA SALIDA DE LA CRISIS


Vaya por delante que yo creo en Europa.

No creo en Angela Merkel por su prudencia y egoísmo, no me gusta Sarkozy por su hiperactivismo destructivo y desprecio al Presidente de mi país, un personaje ignorante, resentido y frívolo, que frente a los otros es incapaz de darse cuenta de que es un lastre total para su Partido y para España .

Con la misma fe de siempre creo que a pesar de ellos y de los incompetentes dirigentes institucionales europeos, somos muchos los que estamos en condiciones de buscar soluciones para nuestros países y Europa frente a una crisis de dimensiones similares a las de la Gran Depresión de 1929.

Para proponer soluciones antes debemos describir los problemas más importantes que nos aquejan, entre ellos destacan:



1.- La prensa europea hace mucho que dejó de cumplir con su misión de informar

Tras escuchar las respuestas del Presidente del Banco Central Europeo a las preguntas simples, a más no poder, de la prensa de los mejores diarios europeos me quedo realmente preocupado. Los que deberían ser la flor y nata del periodismo europeo hacen preguntas que podría realizar un iniciado, y Trichet devuelve obviedades.
Si toda la prensa europea no está comprada, al menos lo parece. Y sin prensa inquisitiva y con la intelectualidad refugiada en sus cuarteles de invierno, mal podremos definir bien los problemas que tenemos para poder resolverlos.

2.- La Europa económica y social no existe

La Europa de 27 Estados es una región profundamente desigual por los diferentes desarrollos de todos ellos. Los grupos oligopólicos alemanes, ingleses y franceses que controlan la economía europea e incluso nuestra vida cotidiana y cultural, son grupos que defienden los intereses de las nacionalidades de sus más importantes dirigentes.
El Sur de Europa y los países del Este, mantienen una relación con los países del Noroeste de Europa similar a la de la América Latina y los EEUU. Es por ello por lo que Europa es poco más que un mercado común financiarizado. La Europa política no existe y es el motivo de tanta diversidad de niveles de productividad, salarios reales, sistemas de protección social y marcos fiscales .

3.- La creación del euro fue un error mayúsculo

Los mismos que lo crearon están hoy convencidos que fue algo así como empezar una casa por el tejado. La primera crisis de verdad que se ha presentado ha sido imposible abordarla con medidas coherentes y eficaces. No hace falta ser un adivino para darse cuenta de que esta crisis está destinada a durar mucho y a profundizar en sí misma.
Sus efectos son diferentes de un país europeo a otro. La no existencia de un Estado europeo hace imposible gestionar los conflictos que van surgiendo de maneras completamente diferentes en cada país europeo. Las Instituciones europeas, incluído el Banco Central Europeo, son completamente incapaces de resolver nada y cuando lo intentan fracasan estrepitosamente. Que se lo cuenten a Grecia.
Esa infernal solución de austeridad para todos en todos los países, propuesta por Alemania, es la solución que se dio en el binomio 1929-1930. Del mismo modo que entonces agravó la crisis real, las soluciones preconizadas por Bruselas siguiendo las instrucciones alemanas tendrán los mismos efectos.

4.- La serpiente monetaria europea hubiera sido una buena solución

Cada Nación Estado europeo hubiera continuado siendo soberano, hubiera gestionado su economía y su moneda. La interdependencia de unos países con otros se hubiera implantado por medio de la serpiente monetaria, intercambiando unas monedas con otras con unos tipos de cambio cuasi fijos, revisándolos periódicamente con unos ajustes negociados entre todos.
Era la única forma de hacer converger hacia arriba las economías aproximando la competitividad de los sistemas de producción, los salarios reales y los diferentes sistemas de protección social. Ciertamente cada país habría desarrollado políticas diferenciadas con objetivos nacionales propios, con medios para controlar los flujos financieros, justamente lo contrario que se ha hecho: Una integración financiera desregulada y sin fronteras.



¿DÓNDE ESTAMOS HOY ?



Los Planes de austeridad se han multiplicado por toda Europa por imposición alemana, sostenida por los máximos representantes de la Unión, con la única finalidad de mantener un euro que nunca debió crearse. Que Europa va a entrar en un largo periodo de recesión por la acumulación de políticas restrictivas es algo inevitable. Hemos entrado como conejos en la trampa de la austeridad y de seguir así no tenemos la menor escapatoria.
Toda esta acumulación de políticas restrictivas nos conduce a una reducción de la demanda interior de la zona euro y a serias dificultades para equilibrar el Gasto Público, que es el único objetivo perseguido.
Si no supiéramos perfectamente lo que ocurrió en la crisis del 29 se podría perdonar a Merkel y compañía que lleven a Europa en una dirección económica ya experimentada y que en principio, y visto desde nuestra perspectiva española, nos conduce al desastre.
Como las consecuencias de estas políticas que solo acaban de empezar son terribles para todos, con la ayuda de los pueblos europeos debemos enfrentarnos a nuestros gobernantes para que utilicen sus cerebros en la búsqueda de soluciones inteligentes, que no nos lleven irremisiblemente a una deflación competitiva generalizada.

¿Alguien duda de que tras los planes que nos han impuesto a españoles, griegos, italianos e irlandeses, se continuará haciendo lo mismo con el resto de países europeos? Sólo faltaba que el Presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, hiciera un llamamiento a los Presidentes de Gobierno para una mayor "vigilancia mutua".
Una política de este tenor aplicada a España sólo puede conducir a ampliar la gran magnitud de la deuda privada, a una disminución del crecimiento español durante mucho tiempo, al aumento del desempleo, y a la imposibilidad real de amortizar y pagar los intereses de la Deuda Total de España.

Es mala suerte tener el peor Gobierno de nuestra Historia en materia económica en este momento, en el que más que nunca necesitamos a los mejores de entre nosotros para hacer frente dialécticamente a incompetentes como Trichet, Barroso y Van Rompuy o egoístas como Angela Merkel que parece haber olvidado la situación vivida por Alemania antes de que el pueblo llano alemán llevara en volandas a Adolf Hitler al poder.

Tienen razón los griegos cuando denuncian la arrogancia alemana actual a la que comparan con la de los años 30, que llevó a Europa a la Segunda Guerra Mundial. ¿No se pasan de nuevo los alemanes sobreestimando la superioridad de la economía alemana, cuando a nivel global presenta tanta fragilidad?



Sólo construyendo Europa saldremos adelante



Muchos pensamos que Europa es capaz de responder a las esperanzas que generó en la mayoría de los europeos, considerando que es la única forma capaz y válida para afrontar los problemas de hoy y de mañana de todos. España como Irlanda, Portugal , Grecia e Italia necesitamos si cabe más que los demás que Europa avance en una mayor integración, pues de lo contrario nuestros enormes problemas serán imposibles de ser superados a título individual.
También es cierto que los Gobiernos europeos no están a día de hoy a la altura de sus responsabilidades por el mismo problema que aqueja a España: Hay demasiada mediocridad en los responsables del Consejo y de la Unión Europea y de la mayoría de presidentes de gobiernos Europeos. Con esta gente no es extraño que parezca haberse perdido el ideal europeo.

Ningún país europeo por sí solo tiene el suficiente tamaño como para poder emprender la política de inversiones que Europa necesita en este momento. La pareja franco-alemana, que siempre funcionó bien desde el final de la 2ª Guerra Mundial para resolver todo tipo de crisis, hoy se muestra impotente y paralizada. Hace falta más Europa, más integración, más convergencias monetarias, fiscales y salariales, que den lugar a más productividad y competitividad para todos.
El predominio de lo intergubernamental sobre lo europeo es el principal problema de Europa. Parece como si los europeos no fuéramos capaces de pensar la democracia fuera del contexto Estado-Nación. Las culturas políticas nacionales impregnan nuestra visión de Europa, y por eso tenemos tanta dificultad en ver la Unión Europea como un Estado, y la Comisión Europea como un gobierno tradicional, que responde frente al pueblo o sus representantes directos.

Para que Europa resuelva nuestros problemas reales, los problemas de todos, debemos dotarla de nueva legitimidad y eficacia, ya que es el único ejemplo en el mundo de democracia supranacional, es decir, ejercida en un marco superior al del Estado-Nación. Nuestro Estado de las Autonomías, en este contexto, es una caricatura de Estado en el que las autonomías que debían dar más solidez al Estado Español son las que quieren desvertebrarlo con la ayuda incondicional de un Presidente de gobierno frívolo que jamás debió serlo.
Este es el único problema que deberemos resolver los españoles sin ayuda de nadie: La Reforma del Estado de las Autonomías ,completamente infinanciable y fuente de todo tipo de corruptelas.

La Comisión Europea, por su lado, tiene un papel básico en la formación del interés general europeo, que está más allá de los Estados miembros. En los últimos años la Comisión ha pasado de defender la economía social de mercado a la desregulación neoliberal. Barroso que debía defender los intereses de la Comisión que preside, ha reforzado el poder de los Estados miembros. Es por lo que vivimos un momento de standby que perjudica gravemente los intereses generales.

Pero no debemos desesperar. El principal desafío de la Unión Europea viene de la mundialización, sólo se enfrentará con éxito a ésta si deja a un lado el proteccionismo y practica políticas que garanticen un crecimiento razonable. Sólo seremos un actor importante en el desorden mundial multipolar y postoccidental si jugamos un papel estructurador, si promovemos la cooperación internacional basándonos en la reciprocidad, si desarrollamos políticas ecológicas de lucha contra el cambio climático, el ahorro energético o la preservación de recursos del planeta. También debemos hacer las cosas mejor en políticas de ayuda al desarrollo y políticas de inmigración que hasta la fecha se han vuelto contra nosotros por ir todos los paises por libre.

Para poder hacer todo esto antes que nada hay que resolver el gran problema que hoy día condiciona todo. Nos equivocamos al poner en marcha el euro, no queda otro remedio que volver a reconsiderar todos los errores cometidos. El euro está condicionando el futuro de Europa y todas las políticas de austeridad que se han puesto en marcha se deben a un intento desesperado por salvarlo. Esto supone sacrificar el bienestar y el modo de vida de los europeos por muchísimo tiempo.



LA SALIDA DEL EURO Y LA REFUNDACIÓN DE LA ZONA MONETARIA EUROPEA PODRÍA SER LA SOLUCIÓN PARA ESPAÑA Y OTROS PAÍSES EUROPEOS CON DIFICULTADES SERIAS.



El paso gradual de la moneda única a la moneda común podría ser una solución para nosotros y para otros países con problemas parecidos a los nuestros. Se trataría de recuperar la soberanía monetaria, aunque comprometiéndonos a coordinarnos estrechamente con los países que conservaran el euro.

- España y Grecia procederíamos a realizar devaluaciones de cierta importancia, de un 30 a un 40%, para aumentar nuestra competitividad e incrementar nuestras exportaciones.

- Francia e Italia podrían devaluar de un 15 a un 20%.

El euro sería la única moneda totalmente convertible de la zona y las nuevas monedas nacionales lo serían solamente con respecto al euro con paridades fijas pero periódicamente revisables. El mercado de cambios se podría centralizar en Frankfurt en señal de buena voluntad y se admitiría que estuviese muy bien reglamentado, con prohibiciones de posiciones en descubierto y de movimientos de capitales a corto plazo. Existiría un mercado monetario restringido a la zona euro y desconectado del resto del mundo, con el euro funcionando con el papel de moneda pivote.

Las ventajas de de esta solución serían de dos tipos:

- Existiría una estrecha coordinación monetaria entre los países europeos.

- El país que lo necesitara podría conservar una cierta flexibilidad monetaria.

Que esto no le gustaría a Alemania es obvio. Pero es la única posibilidad para reexaminar en detalle el conjunto de la construcción del euro e iniciar la refundación de esta zona monetaria, que no tuvo en cuenta las condiciones necesarias y suficientes para que pudiera funcionar un entramado tan complejo como el Sistema Financiero Europeo dentro de un conjunto de países completamente diferentes en todo.

Alemania tendría mucho que perder si estallara el mercado europeo y se produjese una situación en la que no existieran estrategias cooperativas. Para que el Gobierno alemán deje de mangonear al resto de Europa imponiendo siempre sus soluciones, no queda otro remedio que situarlo en la perspectiva de una ruptura total del Sistema financiero europeo

Ya basta con el rollo del falso dogma de la estabilidad monetaria a cualquier precio, pues eso sólo beneficia a Alemania.



Angel Gimeno Marín
Profesor,Economista ,Ingeniero Industrial,Miembro de Greenpeace
Empresario, Máster y Pade en Economía y Alta Dirección
Ex Consejero de Economía y Hacienda Diputación General de Aragón