viernes, 26 de febrero de 2016



viernes, 26 de febrero de 2016


MOVIMIENTO 7 JAQUES"Nueva Derecha Democrática"( anticasta política corrupta de todos los pelajes)considera que la Reindustrialización de España y la creación de empleo exigen la Salida del Euro y acabar con la oligarquía política bancaria y empresarial actual


"Nueva Derecha Democrática"( anticasta política corrupta de todos los pelajes)considera que
la Reindustrialización de España y la creación de empleo exigen la Salida del Euro y acabar con la oligarquía política bancaria y empresarial actual
La teoría neoclásica, fiscalista, monetarista , liberal, neoliberalismo cutre y capitalismo financiero, NUNCA HAN DESARROLLADO TEORÍAS CONSISTENTES PARA UNA ECONOMÍA INDUSTRIAL.Y así le va a España 
Los economistas liberales, progresistas, conservadores, o hijos de mala madre, que de todo hay en el mundo de la economía de salón, rehuyen recomendar qué tipo de industrias hay que impulsar, cuales frenar y más todavía el dónde aconsejar localizarlas.
Coherentemente con sus concepciones ideológicas, dejan a la sociedad y al empresario que decidan por ellos.
Cuando te encuentras en un país como España con un Capitalismo de cartón piedra, corrupto, que se pasa el mercado por la entrepierna y a base de comisiones y reguladores a su favor, consigue una posición de oligopolio, y a su vera, lamiéndoles el culo, economistas y catedráticos comprados, la mayoría de ellos liberales, que solo piensan en tamaño del Estado y como recortar a los ciudadanos, pensiones, desempleo y salarios, pasa lo que pasa.
Solo en una ocasión les tocó decidir, cuando negoció España con Europa la entrada en el Mercado Común Europeo, y el liberalismo posfranquista español, fue un completo desastre, utilizando una mezcla de criterios macroeconómicos fruto de sus anoréxicas teorías de crecimiento e inversión, y un arsenal de microeconomía deficiente totalmente incapacitado para dar soluciones.
Las teorías eficaces sobre economía industrial o regional son poskeynesianas y si les exigimos que además sean eficientes utilizan criterios del siguiente tenor, que nuestro Frente Democrático comparte:
-Aceptación de la globalización y la competencia internacional, como la mejor manera de aumentar la productividad industrial de España y consecuentemente la de su Economía.
-Preferencia de la industria privada frente a la pública
-Las Industrias deben dar beneficios sin ayudas públicas. En caso contrario hay que cerrarlas.
-La industria anticuada tradicional debe dar paso a la industria dinámica.
-Una economía del tamaño de la española que pretenda potenciar su Industria debe hacerlo SALIENDO DEL EURO y de EUROPA.
-Un proceso de desindustrialización tan fuerte como el sufrido por España, que ha supuesto la pérdida para siempre de un tercio de su industria, requiere que un Estado recortado, pero suficiente, dos tercios del actual, aporte capital en los proyectos de la Industria privada dirigidos a la reindustrialización de los sectores exportadores más eficientes, aportando una fuerte inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación.
En consecuencia , y en contra de lo que dicen los neoliberales bestias de tertulias de retrasados mentales. que abundan en España, el esquema conceptual del liberalismo económico posfranquista. intervencionista y el neoliberalismo criminal actual, son más débiles de lo que parece.
El liberalismo y neoliberalismo han sido un completo desastre en lo que a la Industria española se refiere y a la de Europa y son culpables del futuro de exterminio que nos sugieren con recortes, ajustes y devaluaciones internas sin sentido.
El LIBERALISMO ESPAÑOL SIEMPRE FALLIDO, TRUNCADO, INCOMPLETO Y LLENO DE CONTRADICCIONES FLAGRANTES QUE SE EXPLICAN POR SUS LUCHAS INTERNAS Y SU PUERCO SERVILISMO AL PODER Y A LOS BANQUEROS QUEBRADOS , NO TIENE EL MENOR FUTURO EN EL MUNDO ACTUAl.
¿Qué podemos esperar del  Intervencionismo SALVAJE  del PP, PSOE, IU,  y PODEMOS EN ESPAÑA a la hora de sacarla del cenagal en que está metida ? NADA de NADA.
PODEMOS ha sido un revulsivo para la política española, al utilizar el POPULISMO IMPRESCINDIBLE PARA ACABAR con el bipartidismo y la corrupción, y se lo agradecemos, pero NO TIENEN SOLUCIONES SOLUCIONES PARA LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS, algo que nosotros si SABEMOS HACER
HAY QUE salvar la economía ,recuperar la soberanía perdida y regenerar la política para siempre, con organización, liderazgo y cambio radical del Estado, abriéndose a todas las personas de cualquier género, raza, clase o condición, lo que requiere  CREAR EN ESPAÑA QUINIENTOS MIL EMPLEOS POR AÑO Y CARGARSE para siempre el BIPARTIDISMO y oligarquía bancaria y empresarial corrupta recuperando el LIBRE MERCADO.
Angel Gimeno Marín
Profesor, Economista, Ing.Industrial, Máster en Economía y Alta Dirección Ex consejero de Economía y Hacienda.

MOVIMIENTO 7 JAQUES. JAQUE AL FLORENTINATO, CON CARA DE ABUELO DEPRESIVO, COMO ADOLFO EN EL 45, retrasa el objetivo de beneficio y el nombramiento de su sucesor en ACS, pues el real madrid está a A PUNTO DE LA MAYOR BOFETADA DE TODOS LOS TIEMPOS.


MOVIMIENTO 7 JAQUES.
JAQUE AL  FLORENTINATO, CON CARA DE ABUELO DEPRESIVO, COMO ADOLFO EN EL 45,  retrasa el objetivo de beneficio y el nombramiento de su sucesor en ACS, pues el real madrid está a A PUNTO DE LA MAYOR BOFETADA DE TODOS LOS TIEMPOS.
SIN EL MADRID y con tanto español harto de que se haya cargado el libre mercado en españa, el florentinato es carne de juzgados .Ya hay muchos  jueces dispuestos a hacer justicia.
España  necesita tanto el retiro del Palco de Florentino,  como la apertura de un proceso constituyente y renovación de toda la clase política.
El presidente de la constructora admite que el reto de alcanzar los 1.000 millones de ganancias igual tendrá que esperar un año, como el nombramiento del consejero delegado

El empresario Florentino Pérez. (EFE)
AGUSTÍN MARCO
Florentino Pérez se ha gustado a si mismo al explicar la transformación que ha llevado a ACS a pasar de un líder en España a ser el referente de la construcción a nivel mundial, a tener una plantilla de 120.000 personas, a más de 200.000 trabajadores en los cinco continentes. Pero. sin embargo, su cara cambió cuando no ha podido asegurar que el compromiso adquirido en 2014 de conseguir un beneficio de 1.000 millones de euros este año igual tendrá que esperar.
“Seguimos en proceso de restructuración, la manera para llegar a ese objetivo es bajar los gastos financieros, la deuda y los intereses de la deuda, y la reducción de los minoritarios. Si no llegamos este año, pues será el que viene”, ha asegurado el presidente y consejero delegado de ACS, quien ha añadido que este ejercicio “es muy importante y vamos a tratar de terminar este proyecto, que no es fácil”.  Su declaración es lo que se conoce en el argot financiero como 'profit warngin' o advertencia de incumpliento de los objetivos.
ACS registró un beneficio neto de 725 millones de euros en 2015, lo que supone un aumento del 1,1% en comparación con el ejercicio anterior
Con lo del proyecto se ha referido Florentino Pérez a dejar de ser una empresa puramente española, dependiente del Ministerio de Fomento, a una multinacional que hoy genera el 84% de los ingresos en el exterior. De hecho, el negocio de construcción de España apenas representa el 5% de esta división, que ha crecido de forma exponencial en América del Norte y en Asia-Pacífico.
Pero, según el presidente de ACS, este proceso de cambio aún está al 80% de sus objetivos, por lo que aún resta una quinta parte del objetivo por conseguir. Esta es la justificación que ha utilizado Florentino Pérez para retrasar un año más el nombramiento de Marcelino Fernández Verdes como consejero delegado del grupo y sucesor del actual primer ejecutivo. Pérez, que en breve cumplirá los 70 años, anunció en la primavera de 2014 que delegaría en su mano derecha -actual consejero delegado de Hochtief y Cimic- la labor de dirigir la multinacional, pero tras demorarlo el pasado año, hoy ha asegurado que “vendrá cuando el grupo esté consolidado”.
El todavía primer ejecutivo de la constructora ha afirmado que ACS es hoy en día una empresa “más fuerte, más equilibrada y con un mayor potencial de crecimiento”, especialmente porque ahora depende de mercados como el americano y el canadiense que son más seguros desde el punto de vista del cobro de las obras. No obstante, esta mejoría, que se pone de manifiesto en la significativa reducción de la deuda, que ha pasado de más de 9.000 millones a apenas 2.600, no es suficiente para conseguir la calificación de empresa segura para invertir.
El director de desarrollo corporativo, Angel García Altozano, ha reconocido lo que publicó El Confidencial el pasado 21 de enero cuando este medio adelantó que ni Standard & Poor´s ni Moody´s le han dado todavía el certificado de “investment grade”, algo clave para que los todos los inversores puedan comprar acciones de ACS. Sin tener esta calificación, muchos fondos tienes prohibido entrar en el capital de la constructora.
Altozano, quien en mayo del año pasado aseveró que esperaban la concesión del rating para el pasado mes de septiembre, ha explicado ahora que “no hay prisa”. “Las agencias tienen sus métricas y ACS todavía no está en ellas porque piden una mayor integración”, ha añadido el hombre de confianza de Florentino Pérez, también al borde de la jubilación. “Lo conseguiremos, yo creo que más pronto que tarde, pero no haremos nada extraordinaria para lograrlo”, ha concluido.
ACS registró un beneficio neto de 725 millones de euros en 2015, lo que supone un aumento del 1,1% en comparación con el ejercicio anterior (717 millones). Según informó este jueves la constructora a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), los ingresos del grupo repuntaron un 0,1%, hasta los 34.925 millones de euros, el 84% obtenidos en el exterior. La empresa se gastó 507 millones de euros en sostener, sin mucho éxito,  la cotización de ACS, que hoy ha reaccionado con una fuerte subida a la publicación de los resultados por la mejora del circulante.

movimiento 7 JAQUES.El euro y la gran mentira


L’Euro et le grand mensonge

Pour pouvoir tirer le bilan de la monnaie unique il faut revenir sur ses origines. L’Euro nous fut présenté comme une terre de grandes promesses cette terre s’est transformée en celle du grand mensonge. Le discours en faveur de l’Euro a prétendu se fonder sur des bases scientifiques. Pourtant les véritables arguments scientifiques jouent contre lui. Il faut reconnaître ce fait et l’admettre si l’on veut pratiquer un bilan objectif. Mais, il faut aussi comprendre pourquoi le raisonnement scientifique ne fut jamais pris réellement au sérieux par les partisans de l’Euro et toujours utilisé comme une instrument de propagande et non d’explication.

Un bilan désastreux

L’Euro provoque des dysfonctionnements de plus en plus importants dans les économies des pays qui l’ont adopté, sauf peut-être l’Allemagne. Ces crises ont des conséquences sociales importantes, directes avec la montée du chômage et en particulier du chômage des jeunes dans les pays d’Europe du Sud ou indirectes avec les politiques budgétaires adoptées pour « sauver l’Euro ». Il provoque des crises à répétition entre les pays, les dresse les uns contre les autres, et menace la nécessaire coopération européenne[1]. L’Euro constitue une menace pour directe pour l’état d’esprit européen, tel qu’il s’était développé depuis le traité franco-allemand de 1963 et jusqu’à la chute du mur de Berlin.
Ce constat est partagé par de nombreux économistes, dont plusieurs prix Nobel[2], mais aussi par des hommes politiques de premier plan comme Oskar Lafontaine (ex dirigeant du SPD er fondateur du parti de la gauche radicale allemande Die Linke)[3], Stefano Fassina, ancien ministre du gouvernement de centre-gauche en Italie[4], ainsi que bien d’autres. Pourtant, il n’a pas conduit – du moins dans notre pays – à une remise en cause de l’Euro. Une remise en cause qui aujourd’hui s’impose pourtant. Et cela aboutit à poser la question : pourquoi donc l’Euro a-t-il été mis en place ?
Le projet est ancien. On peut dater le début d’une réflexion sur une monnaie unique européenne de la fin des années 1960, et en particulier du rapport Werner[5]. Mais, les obstacles étaient, eux aussi, bien connus. En 1977, le président de la Commission européenne, le Britannique Roy Jenkins, proposa la création d’une monnaie unique pour les pays qui composaient alors la Communauté économique européenne. Mais il liait sa proposition à un budget communautaire se montant à 10 % du produit intérieur brut (PIB) des pays membres. Cette idée était techniquement logique, mais futpolitiquement rejetée par la totalité des pays concernés. Elle l’est toujours aujourd’hui où le budget de l’Union européenne ne dépasse pas les 1,25% du PIB. Or, sans budget fédéral, il était clair que l’Euro ne pourrait fonctionner. Pourtant, on a fait l’Euro et on l’a fait sans se donner les moyens de la faire fonctionner. Cela demande explication.
Depuis la fin des années 1980 s’est affirmé un projet politique : celui de mettre en place des institutions fédérales. Or, ces institutions avaient été, et sont toujours, refusées par les peuples européens chaque fois que l’on consent à leur demander leur avis. Il fallait donc ruser. Les dirigeants européens ont donc consciemment construits des institutions incomplètes, dont l’Euro est le meilleur exemple, en espérant que les crises naissant de cette incomplétude amèneraient les peuples à consentir dans l’urgence à ce à quoi ils s’étaient refusés de manière raisonnée. Mais, cette ruse a failli. Les crises se sont multipliées, les unes après les autres. Pourtant, aucune n’a engendrée ce dépassement fédéral que les pères de l’Euro appelaient de leurs vœux. Le gouvernement français est bien seul, aujourd’hui, à porter le projet fédéral. Même le gouvernement allemand, qui fut longtemps son meilleur allié, se détourne désormais d’une logique politique qui ferait peser sur les épaules de la seule Allemagne le fardeau de la mise en place de ce fédéralisme et se contente de défendre un statu quo qui l’avantage à l’évidence.
Regardons donc ce qu’il en est et quelle fut, à cet égard, la responsabilité des économistes qui se sont fait l’écho cette fausse « bonne nouvelle ».

La « bonne nouvelle » des économistes et l’imposture

On présentera ici les trois principales contributions, celles de Robert Mundell, de R. McKinnon et de Peter Kennen. Tels les trois rois mages des évangiles, ils sont venus porter la « bonne nouvelle », et leurs travaux ont eu une influence considérable sur les autres économistes, non pas tant en les convaincant de la nécessité d’une monnaie unique mais en les persuadant que la flexibilité du taux de change était désormais superflue. Pourtant, des travaux récents montrent le contraire. Il faut tenter de discerner le vrai du faux.
La théorie des zones monétaires optimales (ou ZMO) avait été énoncée par l’économiste Robert Mundell en 1961[6]. Elle prétendait fonder les raisons théoriques de l’existence de zones où il serait avantageux de n’avoir qu’une monnaie. Deux ans plus tard, c’est R. McKinnon qui apporta sa pierre à l’édifice théorique[7]. Dans son texte, il explique que plus l’ouverture d’une économie sur l’extérieur est importante et plus l’importance du taux de change s’en trouve réduite. L’intérêt d’un ajustement par le taux de change est faible. Quant à Peter Kennen[8], il montrait que si l’économie d’un pays était diversifiée, cette diversification réduisait l’ampleur de ce que les économistes appellent des « chocs exogènes », et permettait à ce pays d’être lié à d’autres par un taux de change fixe. De ces travaux, on pouvait donc déduire qu’un pays a intérêt à se lier à d’autres par une monnaie unique sous réserve que le capital et le travail soient parfaitement flexibles (ce que montre Mundell), qu’il soit très ouvert sur le commerce international (McKinnon) et que son économie soit largement diversifiée (Kennen). De plus, les mouvements monétaires extrêmement importants qui s’étaient produits de 1975 à 1990 n’avaient pas induits de changements spectaculaires dans les balances commerciales. Certains économistes en avaient alors déduit que la sensibilité des exportations (et des importations) au prix de ces produits était en réalité faible dans l’économie moderne. S’était alors développée l’idée que le commerce international se jouait essentiellement sur la qualité des produits.

D’autres économistes ont prétendu démontrer que des pays tireraient des avantages économiques importants d’une monnaie unique. Cette dernière était censée engendrer une augmentation très forte des flux commerciaux entre les pays de la zone monétaire ainsi constituée et donc faire croître la production en conséquence, ce que prétendait démontrer Andrew K. Rose[9]. Ses travaux ont donné naissance à une littérature extrêmement favorable aux Unions Monétaires. Ils décrivaient les monnaies nationales comme des « obstacles » au commerce international[10]. L’intégration monétaire devait conduire à une forte augmentation de la production et des échanges potentiels[11]. L’Union monétaire européenne allait créer – si ces travaux étaient validés par la réalité – les conditions de réussite de la « Zone Monétaire Optimale »[12], dans un mouvement qui semblait devoir être endogène[13]. D’où les déclarations fameuses de divers hommes politiques affirmant que l’Euro allait conduire, de par sa seule existence, à une forte croissance. Jacques Delors et Romano Prodi ont ainsi affirmé que l’Euro allait favoriser la croissance européenne de 1% à 1,5% par an et ce pour plusieurs années[14]. Ils furent bien mauvais prophètes.

Fausse science et vraie propagande

Seulement, ces travaux étaient faux. D’autres recherches, basées sur des bases de données plus complètes et plus rigoureuses, ont fortement réduit l’ampleur des effets positifs de l’Union Monétaire[15]. Les travaux initiaux de Rose et consorts furent fortement critiqués sur la méthode économétrique utilisée[16]. Une critique plus fondamentale fut que ces modèles ne prenaient pas en compte la persistance du commerce international[17]. Enfin, ces modèles négligeaient l’existence de facteurs endogènes au développement du commerce, facteurs qui ne sont pas affectés par l’existence – ou la non-existence – d’une Union Monétaire.
Ceci a conduit à une remise en cause fondamentale des résultats. Capitalisant sur près de vingt ans de recherches sur le commerce international et les modèles dit « de gravité »[18], Harry Kelejian a repris les diverses estimations des effets d’une union monétaire sur le commerce international des pays membres[19]. Les résultats sont dévastateurs. L’impact de l’Union Economique et Monétaire est estimée à une croissance du commerce de 4,7% à 6,3%, soit très loin des estimations les plus pessimistes des travaux antérieurs qui plaçaient ces effets à 20%, et ceci sans même évoquer les travaux initiaux de Rose qui les situaient entre 200% et 300%. En dix ans, il y a eu une réduction de 10 à 1 (de 200% à 20%[20]), puis à une nouvelle réduction ramenant la taille de ces effets de 20% à une moyenne de 5% (un facteur de 4 à 1)[21]. Les effets positifs d’une union monétaire ont donc été largement surestimés, à l’évidence pour des raisons politiques. Les annonces les plus extravagantes sur les effets positifs de l’Union Économique et Monétaire ont été faites en effet au moment même de l’introduction de l’Euro. Le mensonge était effectivement très gros.
A cela, il faut ajouter l’idée que l’Union monétaire et financière réduirait les risques des à-coups de la conjoncture économique[22]. C’est ce que l’on appelle le risk-sharing qui est devenu aujourd’hui l’un des arguments des défenseurs de l’Euro[23]. Ces arguments sont régulièrement convoqués pour expliquer que l’Euro « protège ». Mais, le risk-sharing, quand il peut être mesuré, est bien plus le fait de mécanismes budgétaires que de l’unification d’un marché monétaire et financier[24]. Dans le cas de la zone Euro, il n’est pas évident que l’on ait un quelconque effet de cette sorte[25]. Sur ce point aussi, il est clair que les partisans de l’Euro ont menti.

Les mêmes arguments servent aujourd’hui à accréditer l’idée qu’une dissolution de l’Euro serait une catastrophe, car on utilise toujours, à des fins de propagande, les mêmes chiffres mais cette fois de manière inversée pour « prédire » un effondrement du commerce international des pays concernés et donc une chute du PIB dans le cas d’une sortie de l’Euro. Or, si l’effet sur le commerce international créé par une zone monétaire est faible, il faut en déduire qu’inversement l’effet des prix (ce que l’on appelle la « compétitivité coût ») est nettement plus important que ce qu’en dit le discours dominant[26]. Ceci redonne toute son importance aux dévaluations pour restaurer la compétitivité de certains pays.

La réévaluation des effets des dépréciations monétaires

L’impact du taux de change sur les flux commerciaux et les balances commerciales était connu. La rapidité du « rebond » de la Russie en 1999 et 2000 en particulier, à la suite d’une dévaluation massive, était l’un des principaux arguments allant dans le sens d’un effet positif d’une dépréciation de la monnaie. Les économistes du FMI ont réalisé une étude assez systématique sur une cinquantaine de pays[27]. Ils ne trouvent aucun signe de la fameuse « déconnexion » tant citée entre les flux du commerce international et les taux de change. L’étude montre qu’en moyenne pour une dépréciation du taux de change de 10% on obtient un gain de 1,5% du PIB. L’internationalisation des « chaînes de valeur » a certes un effet modérateur sur ces gains[28]. Mais, le développement de ces chaînes de valeur est très progressif dans le temps et ne peut venir contrarier les effets positifs d’une forte dépréciation du taux de change[29].
L’Euro fut ainsi vendu aux populations (et aux électeurs) sur la base de mensonges répétés, mensonges enrobés dans un discours se donnant pour scientifique, mais qui ne l’était nullement.
A chaque fois que l’on examine en profondeur un argument dit « scientifique » avancé pour défendre l’Euro on constate que soit les bases théoriques sont inexistantes, soit les résultats ont été obtenus par des manipulations des bases de données, soit qu’une comparaison avec la réalité détruit le dit argument ; et parfois on assiste à ces trois effets réunis ! Ceci soulève un double problème de méthode. D’une part, on comprend bien qu’il y a eu manipulation, non pas tant des économistes concernés que des politiques qui se sont servis de leurs travaux. Ici, on voit que construit de cette manière, sur ce qu’il faut bien appeler un mensonge, l’Euro ne pouvait avoir de bases démocratiques. Ceci implique, d’autre part, une nécessaire méfiance envers des travaux économiques, mais qui ne doit pas tourner à la défiance. Qu’une monnaie unique puisse avoir des avantages potentiels est une évidence. Mais, ces avantages ne se concrétisent que si certaines conditions sont réunies et d’autre part ne sont pas nécessairement supérieurs aux désavantages, tout aussi évidents, qu’entraîne l’adoption de cette dite monnaie unique.

Il est frappant de constater que les économistes en faveur de l’Euro ont raisonné comme si les conditions permettant la matérialisation de ces avantages étaientnécessairement réunies et comme si les avantages potentiels de l’e-Euro devaienttoujours l’emporter sur les désavantages. C’est là que se situe leur responsabilité. En cela ils se sont faits les porteurs d’une « bonne nouvelle » qui s’est avérée être, pour les peuples, un véritable cauchemar.

Notes
[1] Bibow J. et A. Terzi, edits (2007), Euroland and the World Economy, Palgrave MacMillan, New York, 2007.
[2] On peut consulter l’état de 2014 de cette liste à l’adresse suivante :https://blogs.mediapart.fr/brigitte-pascall/blog/210414/liste-des-economistes-favorables-une-sortie-de-leuro
[4] Fassina S., « For an alliance of national liberation fronts », article
publié sur le blog de Yanis Varoufakis par Stefano Fassina, membre du
[5] Aris M. et N. M. Healey, « The European Monetary System », in N. M. Healey, The Economics of the New Europe, Londres-New York, Routledge, 1995, p. 45-67
[6] Mundell R., (1961), « A theory of optimum currency areas », in The American Economic Review, vol. 51, n°5,‎ 1961, pp. 657-665.
[7] McKinnon R.I., (1963), « Optimum Currency Area » in The American Economic Review, Vol. 53, No. 4 (Sep., 1963), pp. 717-725
[8] Kenen, P.B. (1969). “The Theory of Optimum Currency Areas: An Eclectic View, ” in Mundell R.A. et A.K. Swoboda (edits) Monetary Problems of the International Economy, Chicago, Ill., Chicago University Press.
[9] Rose, A.K. (2000), « One money, one market: the effect of common currencies on trade », Economic Policy Vol. 30pp.7-45 et Rose, Andrew K., (2001), “Currency unions and trade: the effect is large,” Economic Policy Vol. 33, 449-461.
[10] Rose, A.K., Wincoop, E. van (2001), « National money as a barrier to international trade: the real case for currency union », American Economic Review, Vol. 91, n°2/2001, pp. 386-390.
[11] De Grauwe, P. (2003), Economics of Monetary Union, New York: Oxford University Press. Frankel, J.A., Rose A.K. (2002), « An estimate of the effect of currency unions on trade and output », Quarterly Journal of Economics, Vol. 108, n°441, pp. 1009-25.
[12] On consultera à ce sujet le mémoire de Master 2 , Laurentjoye T., (2013), La théorie des zones monétaires optimales à l’épreuve de la crise de la zone euro, Formation « Économie des Institutions », EHESS, Paris, septembre 2013.
[13] Frankel, J.A., Rose A.K. (1998), « The endogeneity of the optimum currency area criteria », Economic Journal, Vol.108, 449, pp.1009-1025. De Grauwe, P., Mongelli, F.P. (2005), «Endogeneities of optimum currency areas. What brings countries sharing a single currency closer together? », Working Paper Series, 468, European Central Bank, Francfort.
[14] Sapir J. (2012), Faut-il sortir de l’Euro ?, Le Seuil, Paris.
[15] Bun, M., Klaasen, F. (2007), « The euro effect on trade is not as large as commonly thought», Oxford bulletin of economics and statistics, Vol. 69: 473-496. Berger, H., Nitsch, V. (2008), « Zooming out: the trade effect of the euro in historical perspective », Journal of International money and finance, Vol. 27 (8): 1244-1260.
[16] Persson T. (2001), « Currency Unions and Trade : How Large is the Treatment Effect ? » in Economic Policy, n°33, pp. 435-448 ; Nitsch V. (2002), « Honey I Shrunk the Currency Union Effect on Trade », World Economy, Vol. 25, n° 4, pp. 457-474.
[17] Greenaway, D., Kneller, R. (2007), « Firm hetrogeneity, exporting and foreign direct investment », Economic Journal, 117, pp.134-161.
[18] Flam, H., Nordström, H. (2006), « Trade volume effects of the euro: aggregate and sector estimates », IIES Seminar Paper No. 746. Baldwin R. (2006) « The euro’s trade effects » ECB Working Papers, WP n°594, Francfort. Baldwin R. et al. (2008), « Study on the Impact of the Euro on Trade and Foreign Direct Investment », Economic Paper, European Commission, n° 321.
[19] Kelejian, H. & al. (2011), « In the neighbourhood : the trade effects of the euro in a spatial framework », Bank of Greece Working Papers, 136
[20] Du travail initial de A.K. Rose datant de 2000 mais réalisé en fait entre 1997 et 1999 « One money, one market: the effect of common currencies on trade », Economic Policy 30, op.cit., au travail de R. Glick et A.K. Rose, datant de 2002, « Does a Currency Union Affects Trade ? The Time Series Evidence », op. cit..
[21] Bun, M., Klaasen, F. (2007), « The euro effect on trade is not as large as commonly thought», Oxford bulletin of economics and statistics, op.cit., estiment l’effet « positif » de l’UEM à 3%, ce qui le met largement dans l’intervalle d’erreurs de ce genre d’estimations.
[22] Artis M. et M. Hoffman, (2007), « Declining Home Bias and the Increase in the International Risk Sharing: Lessons from European Integration » , CEPR discussion Papers, 6617 ; Afonso A. et D. Furceri, 2008, « EMU enlargement, stabilization costs and insurance mechanisms », in Journal of International Money and Finance , vol. 27, pp. 169-187 ;
[23] European Commission, (2007), « focus: cross-border risk sharing: has it increased in the euro area? », Quaterly report on the euro area, n°3, Bruxelles.
[24] Clévenot M et V. Duwicquet (2011), « Partage du risque interrégional. Une étude des canaux budgétaires et financiers aux États-Unis et en Europe », in Revue de l’OFCE 2011/4 (n° 119), p. 5-33.
[25] Duwicquet V. et J. Mazier, (2011), « Financial integration and macroeconomic adjustment in a Monetary Union » , Journal of Post Keynesian Economics , hiver 2011.
[26] C’est d’ailleurs le sens d’une note rédigée par P. Artus, « C’est la compétitivité-coût qui devient la variable essentielle », Flash-Économie, Natixis, n°596, 30 août 2013.
[27] Leigh, D, W Lian, M Poplawski-Ribeiro et V Tsyrennikov (2015), “Exchange rates and trade flows: disconnected?”, Chapitre 3 in World Economic Outlook, IMF, Octobre 2015.
[28] Ahmed, S, M Appendino, and M Ruta, “Depreciations without Exports? Global Value Chains and the Exchange Rate Elasticity of Exports,” World Bank Policy Research Working Paper7390, World Bank, Washington DC, 2015.
[29] Voir Johnson, R C, and G Noguera, “Fragmentation and Trade in Value Added over Four Decades.” NBER Working Paper n°18186, Harvard, NBER, 2012 et Duval, R, K Cheng, K. Hwa Oh, R. Saraf, and D. Seneviratne, “Trade Integration and Business Cycle Synchronization: A Reappraisal with Focus on Asia,” IMF Working Paper n° 14/52, International Monetary Fund, Washington DC, 2014.