lunes, 13 de septiembre de 2010

LA TRANSFORMACION DEL MODELO PRODUCTIVO EUROPEO

www.angelgimeno.com

Madrid 14 de septiembre de 2010


LA TRANSFORMACIÓN DEL MODELO PRODUCTIVO EUROPEO



El Gobierno español está paralizado


España vive una situación tan delicada provocada por errores propios y ajenos, que pensar en su salida de la crisis sin hacerlo a la vez que el resto de los países europeos parece imposible, vista la incapacidad de nuestros gobernantes para plantear una política adecuada a la importancia de la crisis que estamos sufriendo.

La Deuda total española, algo más del 360% del PIB español, apabulla a nuestro débil Gobierno, que dedica la mayor parte de su actividad a atender los servicios de su Deuda soberana, que hoy día si contamos con lo que hay que contar dada la configuración de nuestro Estado de las Autonomías, es decir la deuda de Comunidades, Ayuntamientos y Empresas Públicas, asciende al 75% de nuestro PIB y creciendo.

El Gobierno está paralizado, pues en el fondo sabe que no puede hacer la política que desearía, ya que sería llamado al orden por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

Un Gobierno asustado por la situación en que se encuentra no tiene capacidad para hacer de interlocutor con capacidad de negociación frente al resto de los Jefes de Gobierno europeos, especialmente los de Alemania y Francia.

Por otro lado, Europa solo será y estará en condiciones de sacarnos de la crisis, si se anteponen los intereses de una Europa supranacional sobre los intereses de los Estados Nación que la componen.

En los últimos años hemos podido comprobar que cuando los intereses de Francia y Alemania coinciden, Europa tiende a avanzar en lo que denominamos la construcción europea. Pero la prudencia de Angela Merkel y la hiperactividad de Nicolás Sarkozy no han cuajado, no han aportado gran cosa a la vieja Europa.


Victoria pírrica Alemana


Que Alemania crezca más del doble que Francia y los países más importantes del continente, da la impresión que terminará siendo una victoria pírrica para Alemania, ya que conducirá a un enfrentamiento político y económico que no augura nada bueno, para los que queremos más Europa.

A pesar del modesto tamaño de los Planes de recuperación a nivel europeo, ni la mitad que los estadounidenses tuvieron la capacidad de generar una crisis de Déficit y Deuda generalizada en toda Europa, que hasta entonces había mantenido unos niveles de déficit razonables en todo el continente.

Las medidas tomadas para salvar el sistema financiero europeo, y el euro, han traído unas consecuencias graves para las economías nacionales y la estabilidad del sistema, tal como es entendido por los mercados financieros internacionales.

Los planes de reducción del déficit impuestos por Alemania a todos los países miembros, con el apoyo de los responsables máximos de la UE y el Consejo Europeo, van a provocar grandes problemas a la mayoría de los países europeos, especialmente a aquellos como España, en los que el desempleo es altísimo y frena cualquier posibilidad de crecimiento.

Y si el desempleo continúa en los niveles actuales o incluso aumenta, no son desdeñables los problemas sociales que pueden surgir en una buena parte de los países de Europa con altos niveles de Deuda.


Planes de Inversión a nivel europeo


Seguimos pensando que Europa necesita acometer Planes de Inversión a nivel de continente que permitan recuperar los puestos que se han perdido en la Gran Crisis que comenzó en 2007 y de la que a día de hoy no hemos podido empezar a salir todavía.

Se han alegado de forma absurda diferencias económicas estructurales entre los países de la Unión Europea para su puesta en marcha y han conseguido de forma rotunda que se paralizaran completamente planes de inversión y recuperación que eran imprescindibles.

Poco se ha hecho en política energética, de transportes, de investigación y desarrollo y de educación, a nivel europeo. Y ello tendrá graves consecuencias para Europa los próximos diez años si no reaccionamos pronto.


La transformación del modelo de producción


Es imprescindible acometer sin demora la transformación total del modelo de producción, nuestra forma de valorar el crecimiento y las relaciones entre economía y sociedad.

El obsoleto modelo industrial que ha dejado al descubierto la crisis hay que reconvertirlo, al igual que nuestra manera de consumir y vivir.

Sectores como la industria del automóvil y la construcción, tan importantes para España los últimos veinte años, solo tendrán sentido y un peso importante en nuestra PIB industrial si somos capaces de aplicar intensivamente toda la innovación tecnológica que se ha desarrollado en los últimos años, tanto para el automóvil como para la vivienda.

La formación y la reconversión educativa de muchos de los desempleados actuales, e incluso de los jóvenes que acaban de terminar sus estudios universitarios o los de formación profesional, requieren inversiones ingentes al igual que la investigación básica y aplicada que requieren del apoyo europeo.

Nos guste o no, guste a Alemania o no le guste, las soluciones vendrán a escala europea o no vendrán nunca. Es la única forma de hacer converger las economías más débiles del continente con las más fuertes.

Esta convergencia solo puede abordarse a nivel europeo, llevando a cabo una especie de New Deal roosseveltiano adaptado a la época y a la crisis sistémica que sufre Europa en la actualidad.

Los nuevos productos que fabriquemos deben respetar la supervivencia del planeta y a la vez consumir la menor energía posible.

Resumiendo la idea, el nuevo modelo de producción, las nuevas formas de trabajo y consumo, deben ser respetuosas al máximo con la naturaleza.

La recuperación, el reciclaje y la reutilización de productos deben jugar un papel importante en el futuro próximo.

Las posibilidades de encontrar nuevos nichos de trabajo en este esfuerzo por cambiar de modelo, pueden aportar grandes soluciones al gran problema del paro provocado por una economía europea que no crece suficientemente y que difícilmente podrá competir con los países asiáticos si no se producen cambios radicales.

Habrá que fabricar nuevos motores y equipamientos. La construcción dispondrá de nuevos materiales ecológicos, nuevos tipos de aislamientos y de calefacción que ahorren energía. El urbanismo deberá ser cuidadoso con las necesidades colectivas.

La sanidad, los transportes, la planificación territorial y el ahorro energético, crearán inmensas posibilidades para que se puedan crear nuevos puestos de trabajo.


La financiación del nuevo modelo productivo europeo


Al igual que se creó un Fondo para prevenir la entrada en default de los países del sur de Europa, países del Este y de Irlanda e Islandia, será necesaria la creación de un nuevo Organismo supranacional encargado de la transformación de los modelos productivos actuales de todos los países de Europa, que traerá como consecuencia la convergencia de las economías del continente europeo.

Lo razonable sería que este Fondo se completara con porcentajes de un 25% a un 35 % de fondos aportados por los países miembros para cada uno de los proyectos a poner en marcha.

Puesto que ya hay una gran experiencia europea en la financiación de proyectos de infraestructuras básicas, de proyectos capaces de generar empleos en zonas deprimidas, así como de proyectos de I+D con la participación de varios países miembros, este Organismo supranacional, debería vigilar y asegurar que las Inversiones desplegadas por todo el continente serían capaces de generar empleo, renta y patrimonio a largo plazo, haciendo imposible que fuera malgastado en proyectos inútiles.


Transparencia y contrapoder


Sería un objetivo más, pero muy importante, que se viera el impacto real sobre las estructuras económicas, urbanas, industriales, agrícolas y de servicios por la puesta en marcha de este cambio de modelo productivo.

Se requeriría una gran transparencia por parte de este Organismo Supranacional para que la sociedad civil se implicara en estos cambios tan trascendentes.

La Historia reciente muestra que los Estados y las empresas no son imparciales a la hora de adjudicar proyectos y fondos, y por ello sería necesario implicar a Asociaciones y ONG`s de experiencia reconocida por todos en los proyectos objeto de discusión y puesta en marcha.

En la medida que el Estado se muestra incapaz de intermediar entre los intereses privados y los intereses de las respectivas comunidades, habría que reconocerles a estas Asociaciones y ONG`s un papel político, puesto que ejercerían de contrapoder defensor de los intereses generales frente a los intereses particulares.

Sería una experiencia inédita en Europa que tendría una rentabilidad política y social para la Unión Europea.

Sólo así, y con proyectos similares en materia de convergencia europea, se volvería a avanzar en la dirección que deseaban los padres fundadores del proyecto europeo.

Saludos a todos


Angel Gimeno Marín
Profesor, Economista, Ingeniero Industrial, Miembro de Greenpeace
Empresario, Máster en Economía y Alta Dirección
Ex Consejero de Economía y Hacienda Diputación General de Aragón

LOS ESPAÑOLES PODEMOS ELEGIR LA SOCIEDAD QUE QUEREMOS

LOS ESPAÑOLES PODEMOS ELEGIR LA SOCIEDAD QUE QUEREMOS



España vive uno de los momentos más difíciles de su Historia, peor que el de la transición a la democracia, con una confluencia de múltiples crisis: financiera, económica, ecológica e incluso social y política. 
Los ritmos  de estas crisis  y los tamaños de las mismas son muy diferentes entre sí, pero lo peor de todo es que amplifican sus efectos. España, tras entrar en el euro, y precisamente por ello, junto a una financiación alocada, se dejó llevar en volandas sin fijar un destino concreto pensando que había entrado en la sociedad de la opulencia y que no necesitaba ningún tipo de reformas.

Las consecuencias de tanta insensatez política son trágicas en el momento actual. La sociedad española está intranquila y con razón, al ver la fragilidad de su estructura productiva, que ha quedado diezmada, la mediocridad de sus políticos y sus inútiles debates y sobretodo la desesperanza ante la impresión de que no se hace nada para adaptar el Estado que nos dimos en la transición a esta nueva etapa y sacar a España de la megacrisis en la que está metida.

Políticos e interlocutores sociales no se han dado cuenta todavía de que esperar a que la solución venga de fuera no tiene sentido, y mientras tanto la situación económica, institucional y política se deteriora a una velocidad de vértigo. 


Los sectores que tiraban de nuestra economía se han venido abajo


Turismo, construcción y  sector del automóvil, más autónomos y pymes ligados a ellos se han hundido y no se ve por ningún lado los sectores que los sustituyan. 
Lo peor es el sentimiento de pérdida de confianza en el futuro económico y político  del país. Más de un 80% de la población desconfía de la capacidad de nuestros políticos para sacarnos de una crisis económica que está cambiando las reglas del sistema económico y que da la impresión de que va a durar décadas.

El pueblo español está harto de la mediocridad e incapacidad que muestran Gobierno, oposición y sindicatos a la hora de afrontar los problemas de todos. 

Si con un cambio de Gobierno se resolvieran los problemas, la gente no estaría crispada. Pero están asustados ante la velocidad y el tamaño de la crisis financiera que lo condiciona todo.


La bifurcación de caminos en la que se encuentra España


Hemos llegado a un punto del camino en que hay que elegir por dónde quiere o puede marchar el país. 

Está cada día más claro que el Estado de las Autonomías se ha convertido en una pesadilla infinanciable, que hace nuestra crisis completamente diferente de la de todos los países de Europa.

El sistema educativo ha ido perdiendo calidad hasta el punto de dificultar el sostenimiento del nivel de vida de sus ciudadanos.

Las Reformas emprendidas en el mercado laboral son insuficientes, manteniendo la dualidad del mercado de trabajo.

La Opinión pública es consciente de que estamos ante un momento crítico en el que el país debe elegir su camino de nuevo, igual que hizo en la Transición, pero no ve líderes políticos, sociales o empresariales que le indiquen hacia dónde moverse, con que instrumentos políticos y con una definición de objetivos que el pueblo entienda, asuma y defienda con calor.  


La carencia de liderazgo


Desde hace muchos años los Partidos Políticos y sus dirigentes se han desconectado completamente de la sociedad.

La mediocridad ha invadido los Partidos y todos los cargos políticos son elegidos a dedo por sus dirigentes valorando más su sumisión que la valía de los elegidos, incapaces de entender los cambios que se están produciendo en el mundo.

La sociedad hace mucho tiempo que se desentendió del proceso degenerativo de los Partidos.

El resultado es de todos conocido: No hay día que no surjan nuevos casos de corrupción, barbaridades urbanísticas, financiaciones irregulares de los Partidos y debates en el Parlamento que asquean a la gran mayoría de los ciudadanos.

La ineptitud ha llegado a extremos tan exagerados que los políticos son incapaces de captar las preocupaciones de la sociedad, el impulso que esta necesita y convertirlo en iniciativas políticas.

Los políticos españoles han contagiado su parálisis al poder judicial y a todas las Comisiones que regulan los mercados importantes.


Libertad de elegir


Llegados aquí no nos queda otra que elegir. Todo lo malo que podía llegar a este otoño de 2010 lo tenemos delante: más paro, menos crecimiento y un Estado al borde de la quiebra. 

No hay institución, Comunidad Autónoma o Ayuntamiento que no esté en crisis. Sin embargo, nuestros políticos actúan como si viviéramos en la década 1997-2007, una década en que vivimos el sueño de ser ricos sin serlo. Mucha culpa de lo que nos pasa la tiene la Europa que nos financió buena parte del despilfarro de nuestros Ayuntamientos, Empresas Públicas,  Comunidades Autónomas y Entidades Financieras.

Nuestro Gobierno va detrás de los acontecimientos y así pretende seguir hasta las elecciones de 2012. No sabe de que va la crisis y mucho menos  sacarnos de ella.

Pues bien, nos queda la capacidad de elegir. Nuestra sociedad será como queramos que sea. Si lo que tenemos no funciona, podemos cambiar nuestras instituciones y la misma Constitución que nos dimos en 1978.

Nada ni nadie puede dificultarnos acabar con un Gobierno que está gestionando tan pésimamente la crisis. 

Nada nos impide volver a construir una sociedad nueva, que preserve la libertad y la democracia, porque ni somos libres ni nuestra democracia funciona. 

Si deseamos una sociedad en la que la libertad y el derecho a un puesto de trabajo sea algo normal, y que los intereses de la mayoría se respeten, no nos queda otro remedio que poner al Estado a nuestra disposición y convertirlo en nuestro servidor y no en nuestro amo. 

Y así es como lo debemos ver nosotros, los españoles de buena fe, que anteponemos los intereses de todos antes que los de unos cuantos, ineptos que viven a costa nuestra y que son incapaces de resolver nuestros problemas. 

Saludos a todos

Angel Gimeno Marín
Profesor, Economista, Ingeniero Industrial,
Empresario, Máster en Economía y Alta Dirección
Ex Consejero de Economía y Hacienda Diputación General de Aragón