lunes, 13 de septiembre de 2010

LOS ESPAÑOLES PODEMOS ELEGIR LA SOCIEDAD QUE QUEREMOS

LOS ESPAÑOLES PODEMOS ELEGIR LA SOCIEDAD QUE QUEREMOS



España vive uno de los momentos más difíciles de su Historia, peor que el de la transición a la democracia, con una confluencia de múltiples crisis: financiera, económica, ecológica e incluso social y política. 
Los ritmos  de estas crisis  y los tamaños de las mismas son muy diferentes entre sí, pero lo peor de todo es que amplifican sus efectos. España, tras entrar en el euro, y precisamente por ello, junto a una financiación alocada, se dejó llevar en volandas sin fijar un destino concreto pensando que había entrado en la sociedad de la opulencia y que no necesitaba ningún tipo de reformas.

Las consecuencias de tanta insensatez política son trágicas en el momento actual. La sociedad española está intranquila y con razón, al ver la fragilidad de su estructura productiva, que ha quedado diezmada, la mediocridad de sus políticos y sus inútiles debates y sobretodo la desesperanza ante la impresión de que no se hace nada para adaptar el Estado que nos dimos en la transición a esta nueva etapa y sacar a España de la megacrisis en la que está metida.

Políticos e interlocutores sociales no se han dado cuenta todavía de que esperar a que la solución venga de fuera no tiene sentido, y mientras tanto la situación económica, institucional y política se deteriora a una velocidad de vértigo. 


Los sectores que tiraban de nuestra economía se han venido abajo


Turismo, construcción y  sector del automóvil, más autónomos y pymes ligados a ellos se han hundido y no se ve por ningún lado los sectores que los sustituyan. 
Lo peor es el sentimiento de pérdida de confianza en el futuro económico y político  del país. Más de un 80% de la población desconfía de la capacidad de nuestros políticos para sacarnos de una crisis económica que está cambiando las reglas del sistema económico y que da la impresión de que va a durar décadas.

El pueblo español está harto de la mediocridad e incapacidad que muestran Gobierno, oposición y sindicatos a la hora de afrontar los problemas de todos. 

Si con un cambio de Gobierno se resolvieran los problemas, la gente no estaría crispada. Pero están asustados ante la velocidad y el tamaño de la crisis financiera que lo condiciona todo.


La bifurcación de caminos en la que se encuentra España


Hemos llegado a un punto del camino en que hay que elegir por dónde quiere o puede marchar el país. 

Está cada día más claro que el Estado de las Autonomías se ha convertido en una pesadilla infinanciable, que hace nuestra crisis completamente diferente de la de todos los países de Europa.

El sistema educativo ha ido perdiendo calidad hasta el punto de dificultar el sostenimiento del nivel de vida de sus ciudadanos.

Las Reformas emprendidas en el mercado laboral son insuficientes, manteniendo la dualidad del mercado de trabajo.

La Opinión pública es consciente de que estamos ante un momento crítico en el que el país debe elegir su camino de nuevo, igual que hizo en la Transición, pero no ve líderes políticos, sociales o empresariales que le indiquen hacia dónde moverse, con que instrumentos políticos y con una definición de objetivos que el pueblo entienda, asuma y defienda con calor.  


La carencia de liderazgo


Desde hace muchos años los Partidos Políticos y sus dirigentes se han desconectado completamente de la sociedad.

La mediocridad ha invadido los Partidos y todos los cargos políticos son elegidos a dedo por sus dirigentes valorando más su sumisión que la valía de los elegidos, incapaces de entender los cambios que se están produciendo en el mundo.

La sociedad hace mucho tiempo que se desentendió del proceso degenerativo de los Partidos.

El resultado es de todos conocido: No hay día que no surjan nuevos casos de corrupción, barbaridades urbanísticas, financiaciones irregulares de los Partidos y debates en el Parlamento que asquean a la gran mayoría de los ciudadanos.

La ineptitud ha llegado a extremos tan exagerados que los políticos son incapaces de captar las preocupaciones de la sociedad, el impulso que esta necesita y convertirlo en iniciativas políticas.

Los políticos españoles han contagiado su parálisis al poder judicial y a todas las Comisiones que regulan los mercados importantes.


Libertad de elegir


Llegados aquí no nos queda otra que elegir. Todo lo malo que podía llegar a este otoño de 2010 lo tenemos delante: más paro, menos crecimiento y un Estado al borde de la quiebra. 

No hay institución, Comunidad Autónoma o Ayuntamiento que no esté en crisis. Sin embargo, nuestros políticos actúan como si viviéramos en la década 1997-2007, una década en que vivimos el sueño de ser ricos sin serlo. Mucha culpa de lo que nos pasa la tiene la Europa que nos financió buena parte del despilfarro de nuestros Ayuntamientos, Empresas Públicas,  Comunidades Autónomas y Entidades Financieras.

Nuestro Gobierno va detrás de los acontecimientos y así pretende seguir hasta las elecciones de 2012. No sabe de que va la crisis y mucho menos  sacarnos de ella.

Pues bien, nos queda la capacidad de elegir. Nuestra sociedad será como queramos que sea. Si lo que tenemos no funciona, podemos cambiar nuestras instituciones y la misma Constitución que nos dimos en 1978.

Nada ni nadie puede dificultarnos acabar con un Gobierno que está gestionando tan pésimamente la crisis. 

Nada nos impide volver a construir una sociedad nueva, que preserve la libertad y la democracia, porque ni somos libres ni nuestra democracia funciona. 

Si deseamos una sociedad en la que la libertad y el derecho a un puesto de trabajo sea algo normal, y que los intereses de la mayoría se respeten, no nos queda otro remedio que poner al Estado a nuestra disposición y convertirlo en nuestro servidor y no en nuestro amo. 

Y así es como lo debemos ver nosotros, los españoles de buena fe, que anteponemos los intereses de todos antes que los de unos cuantos, ineptos que viven a costa nuestra y que son incapaces de resolver nuestros problemas. 

Saludos a todos

Angel Gimeno Marín
Profesor, Economista, Ingeniero Industrial,
Empresario, Máster en Economía y Alta Dirección
Ex Consejero de Economía y Hacienda Diputación General de Aragón 

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