Madrid 1 de septiembre de 2011
MODELO PRODUCTIVO EUROPEO
Europa solo será y estará en condiciones de sacarnos de la crisis, si se anteponen los intereses de una Europa supranacional sobre los intereses de los Estados Nación que la componen.
En los últimos años hemos podido comprobar que cuando los intereses de Francia y Alemania coinciden, Europa tiende a avanzar en lo que denominamos la construcción europea. Pero la prudencia de Angela Merkel y la hiperactividad de Nicolás Sarkozy no han cuajado, no han aportado gran cosa a la vieja Europa.
Victoria pírrica Alemana
Que Alemania crezca más del doble que Francia y los países más importantes del continente, da la impresión que terminará siendo una victoria pírrica para Alemania, ya que conducirá a un enfrentamiento político y económico que no augura nada bueno, para los que queremos más Europa.
Las medidas tomadas para salvar el sistema financiero europeo, y el euro, han traído unas consecuencias graves para las economías nacionales y la estabilidad del sistema, tal como es entendido por los mercados financieros internacionales.
Los planes de reducción del déficit impuestos por Alemania a todos los países miembros, con el apoyo de los responsables máximos de la UE y el Consejo Europeo, provocan grandes problemas a la mayoría de los países europeos, especialmente a aquellos como España, en los que el desempleo es altísimo y frena cualquier posibilidad de crecimiento.
Y si el desempleo continúa en los niveles actuales o incluso aumenta, no son desdeñables los problemas sociales que pueden surgir en una buena parte de los países de Europa con altos niveles de Deuda.
Planes de Inversión a nivel europeo
Seguimos pensando que Europa necesita acometer Planes de Inversión a nivel de continente que permitan recuperar los puestos que se han perdido en la Gran Crisis que comenzó en 2008 y de la que a día de hoy no hemos podido empezar a salir todavía.
Se han alegado de forma absurda diferencias económicas estructurales entre los países de la Unión Europea para su puesta en marcha y han conseguido de forma rotunda que se paralizaran completamente planes de inversión y recuperación que eran imprescindibles.
Poco se ha hecho en política energética, de transportes, de investigación y desarrollo y de educación, a nivel europeo. Y ello tendrá graves consecuencias para Europa los próximos diez años si no reaccionamos pronto.
La transformación del modelo de producción
Es imprescindible acometer sin demora la transformación total del modelo de producción, nuestra forma de valorar el crecimiento y las relaciones entre economía y sociedad.
El obsoleto modelo industrial que ha dejado al descubierto la crisis hay que reconvertirlo, al igual que nuestra manera de consumir y vivir.
Sectores como la industria del automóvil y la construcción, tan importantes para España los últimos veinte años, solo tendrán sentido y un peso importante en nuestra PIB industrial si somos capaces de aplicar intensivamente toda la innovación tecnológica que se ha desarrollado en los últimos años, tanto para el automóvil como para la vivienda.
La formación y la reconversión educativa de muchos de los desempleados actuales, e incluso de los jóvenes que acaban de terminar sus estudios universitarios o los de formación profesional, requieren inversiones ingentes al igual que la investigación básica y aplicada que requieren del apoyo europeo.
Nos guste o no, guste a Alemania o no le guste, las soluciones vendrán a escala europea o no vendrán nunca. Es la única forma de hacer converger las economías más débiles del continente con las más fuertes.
Esta convergencia solo puede abordarse a nivel europeo, llevando a cabo una especie de New Deal roosseveltiano adaptado a la época y a la crisis sistémica que sufre Europa en la actualidad.
Los nuevos productos que fabriquemos deben respetar la supervivencia del planeta y a la vez consumir la menor energía posible.
Resumiendo la idea, el nuevo modelo de producción, las nuevas formas de trabajo y consumo, deben ser respetuosas al máximo con la naturaleza.
La recuperación, el reciclaje y la reutilización de productos deben jugar un papel importante en el futuro próximo.
Las posibilidades de encontrar nuevos nichos de trabajo en este esfuerzo por cambiar de modelo, pueden aportar grandes soluciones al gran problema del paro provocado por una economía europea que no crece suficientemente y que difícilmente podrá competir con los países asiáticos si no se producen cambios radicales.
Habrá que fabricar nuevos motores y equipamientos. La construcción dispondrá de nuevos materiales ecológicos, nuevos tipos de aislamientos y de calefacción que ahorren energía. El urbanismo deberá ser cuidadoso con las necesidades colectivas.
La sanidad, los transportes, la planificación territorial y el ahorro energético, crearán inmensas posibilidades para que se puedan crear nuevos puestos de trabajo.
La financiación del nuevo modelo productivo europeo
Al igual que se creó un Fondo para prevenir la quiebra de los países del sur de Europa, países del Este y de Irlanda e Islandia, será necesaria la creación de un nuevo Organismo supranacional encargado de la transformación de los modelos productivos actuales de todos los países de Europa, que traerá como consecuencia la convergencia de las economías del continente europeo.
Lo razonable sería que este Fondo se completara con porcentajes de un 25% a un 35 % de fondos aportados por los países miembros para cada uno de los proyectos a poner en marcha.
Puesto que ya hay una gran experiencia europea en la financiación de proyectos de infraestructuras básicas, de proyectos capaces de generar empleos en zonas deprimidas, así como de proyectos de I+D con la participación de varios países miembros, este Organismo supranacional, debería vigilar y asegurar que las Inversiones desplegadas por todo el continente serían capaces de generar empleo, renta y patrimonio a largo plazo, haciendo imposible que fuera malgastado en proyectos inútiles.
Transparencia y contrapoder
Sería un objetivo más, pero muy importante, que se viera el impacto real sobre las estructuras económicas, urbanas, industriales, agrícolas y de servicios por la puesta en marcha de este cambio de modelo productivo.
Se requeriría una gran transparencia por parte de este Organismo Supranacional para que la sociedad civil se implicara en estos cambios tan trascendentes.
La Historia reciente muestra que los Estados y las empresas no son imparciales a la hora de adjudicar proyectos y fondos, y por ello sería necesario implicar a Asociaciones y ONG`s de experiencia reconocida por todos en los proyectos objeto de discusión y puesta en marcha.
En la medida que el Estado se muestra incapaz de intermediar entre los intereses privados y los intereses de las respectivas comunidades, habría que reconocerles a estas Asociaciones y ONG`s un papel político, puesto que ejercerían de contrapoder defensor de los intereses generales frente a los intereses particulares.
Sería una experiencia inédita en Europa que tendría una rentabilidad política y social para la Unión Europea.
Sólo así, y con proyectos similares en materia de convergencia europea, se volvería a avanzar en la dirección que deseaban los padres fundadores del proyecto europeo.
Saludos a todos
Angel Gimeno Marín
Profesor, Economista, Ingeniero Industrial,
Miembro de Greenpeace y del PP de Madrid
Empresario, Máster en Economía y Alta Dirección
Ex Consejero de Economía y Hacienda Diputación General de Aragón