martes, 15 de marzo de 2016

Florentino, a cuyos amigos del PP, del PSOE y de la Justicia les ofrece la alfombra roja del Bernabéu, no entiende como Ferreras no ha evitado los palos de Salvados en un territorio que considerada controlado


Este país tiene dos tipos de vergüenzas. La primera es la que pasa mucha gente cuando tiene que ir a la cola de un comedor social para poder hacer una comida nutritiva al día o cuando se acude a una ONG para recoger alimentos con los que llenar el estómago de niños víctimas de la crisis. La segunda es la que provocan los infinitos casos de corrupción que asolan un país de políticos ladrones, a los que, obviamente, había unos empresarios, la mayoría sin identificar todavía, que pagaban la comisión correspondiente.
El resultado de este podrido cocido es un cabreo monumental en la calle y la aparición de un grupo de amigos convertido en partido político, con un líder que amenaza con transformar los usos y costumbres de los patrones españoles con la Administración Pública. Un tipo que tiene inquietos a los principales consejos de administración del Ibex 35 y para el que Florentino Pérez es el gran representante de estas formas tan typical spanish de hacer negocios.
Al presidente del Real Madrid se le amargó el pasado domingo la felicidad de la que disfrutaba al haberle ganado al Barça jugando al tiki taka, ese estilo tan repudiado por el Bernabéu cuando lo tejían los azulgranas y que ahora enorgullece a finos jugones como Pepe. Porque el jefe de ACS vio cómo acababa un gran fin de semana (se había dado un baño de masas en la Ciudad Deportiva por la mañana en el partido del Castilla de Zidane) con la entrevista de Jordi Évole al representante de Podemos. Un cara a cara en el que el chico rebelde ponía a don Florentino como ejemplo de lo que no se debe de hacer.
En Salvados, Iglesias describía cómo se negociaban hasta ahora las contratas: “Un gran empresario se va a comer a un restaurante de lujo con un político, se toman unas cuantas copas de champán y resulta que al final, qué casualidad, es el amigo del político el que se lleva la adjudicación. ¿Quién pierde con eso? Los ciudadanos. Hay que hacer las cosas bien, sin enchufes”.
El líder de Podemos puso al presidente de ACS como el ejemplo de la connivencia entre los empresarios y los políticos a la hora de adjudicar contratos en las administracionesY al profesor solo se le ocurrió poner como ejemplo de este modus operandi a Florentino Pérez. “A mí hay cosas que me parecen raras. ¿Te acuerdas cuando vamos a Argentina con las Olimpiadas?”. “Con una delegación a tutiplén”, le sugirió Évole. “Resulta que Florentino Pérez coge y les dice a los de la Comunidad de Madrid: oye chavales, me sobra un sitio en mi avión privado, ¿os venís conmigo?”.  Una historia real que recordaba que Ignacio González y Lucía Figar, el presidente de la CAM y la consejera de Educación, respectivamente, habían aceptado la invitación del empresario, que lo de ir en vuelo regular es de perdedores.
“Igual no estuvieron hablando de negocios, estuvieron hablando de literatura inglesa, pero a lo mejor si esas imágenes se produjeran un poquito menos tendríamos un país un poquito mejor”, agregó Iglesias, que terminó su alocución con una sentencia demoledora: “¿Qué empezó siendo Florentino Pérez?  ¿Té te acuerdas? Concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Qué país tan raro que los empresarios empiezan su carrera como concejal de ayuntamiento”. 
El patadón de Iglesias le sentó como el ébola al presi del Madrid. No entendía cómo en La Sexta, territorio que considera conquistado gracias a su cercana relación con Antonio García Ferreras, directivo de la cadena, exdirector de relaciones institucionales del club blanco y todavía asesor personal, le daban un meneo de tal calibre. Porque, además, no era el primero que recibía en el mismo estadio televisivo, ya que el pasado mes de marzo Florentino accedió a dar su primera entrevista en TV al programa de Évole a petición de Ferreras.
Florentino, a cuyos amigos del PP, del PSOE y de la Justicia les ofrece la alfombra roja del Bernabéu, no entiende como Ferreras no ha evitado los palos de Salvados en un territorio que considerada controladoEl Jordi le apretó de lo lindo cuando le inquirió por los supuestos negocios que se cultivaban en el palco del Santiago Bernabéu, sospechas que negó, as usual.Como rechazó que el gaseoducto del Castor que gestionaba ACS provocara terremotos como estaba registrado el Instituto Sismológico y como ahora sufrirán nuestros bolsillos, ya sean merengues, azulgranas o rojiblancos.
Porque Iglesias, que en ningún caso denunció nada ilegal de Florentino, sino más bien una ssospechas generalizadas sobre los constructores puestas de manifiesto por la trama de Granados, no citó a otros empresarios cuya mención hubiera diluido su protagonismo. Y eso que tenía motivos para completar el ramillete, ya que recientemente se han aireado los casos del Hospital de Son Empases, en los que está implicado el propio Floro y Juan Miguel Villar Mir,o el de Zaragoza Plaza, que tiene a los Entrecanales (Acciona) de los nervios.Están pillados si o si.
Pero Iglesias solo nombró al capo de la tribu, que en estas semanas está haciendo lo posible y lo imposible por quedarse con el contrato de basuras de Madrid, ahora en manos de FCC, espiando incluso las rutas de sus competidores. No es de extrañar que en el último clásico se viera en el palco, a la izquierda del padrino, a José María Aznar y a su mujer, Ana Botella, la alcaldesa de quien depende la adjudicación, amén de Ignacio González y Lucía Figar, los dos que vinieron de Buenos Aires en el avión privado del constructor.
Cuánta razón tiene Pablo Iglesias. Al menos en esto. Qué mal huele España..
Sean felices.

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