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Los que no conozcan a Mauricio Casals, presidente del diario 'La Razón' y uno de los grandes factotums del grupo Atresmedia (Antena3/La Sexta/Onda Cero), les diré que se trata de un catalán afectuoso, casi enternecedor, sobre el que se cuenta y no para en la Villa y Corte.
Supongo que como todo en la vida: del dicho al hecho va un trecho. Pero algo tendrá el agua cuando la bendicen. Mauricio tiene formas de cardenal del Renacimiento yprefiere la penumbra a la desenfilada donde las flechas tienen más posibilidad de acertar. Por lo que le conozco, dedicarle esta simple columna hará que le lleven los diablos. ¡Gajes del oficio! Al fin y al cabo preside un diario y se sienta en el sanedrín de uno de los grupos multimedia que conforman –o eso parece- la opinión pública y publicada de España. Y, también, porque el hecho de ser un desconocido para el gran público no significa ni puede significar en modo alguno que no sea objeto de atención.
Oigo a mi alrededor que se invoca su nombre en estas circunstancias extrañas de la vida nacional. Se le apunta desde los sectores populares como uno de los máximos hacedores del desastre mediático que, junto con la corrupción innegable, ha llevado al todavía partido del gobierno (en funciones) al averno. ¡Tampoco será para tanto! Mauricio tuvo tratos privilegiados con el gobierno Aznar, con Pujol, con Zapatero y se presume que con el de Rajoy, vía esencialmente Soraya. ¡Está en su papel!
Tengo entendido que su principal jefe fue siempre, o casi, José Manuel Lara, al que ha sobrevivido y cuyo “hereu” ha aumentado de forma considerable su “potestas” enAtresmedia, multimedia llena de contradicciones perfectamente tabuladas y asumidas. Si Casals tiene influencia será porque le dejan, y si tiene capacidad para vender burras ciegas será porque se las compran.
¡Digo yo! Pero la verdad es que siempre fui y continúo siendo un ingenuo irredento. Aún así, afirmo que cuando Mauricio Casals quiere, puede.
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