El oscuro pasado de la Reina Letizia de España
LAS MONEDAS DE JUDAS
El oscuro pasado de la Reina Letizia de España
Recuerdo haber escuchado el testimonio de un extoxicomano que aseguró haber probado la heroina a principios de la década de los 80 pero que si lo hizo, fue por falta de información, y sin ningún rubor, confesaba que no le daba ninguna pena los jóvenes que probaban las drogas duras en la actualidad.
Muchos españoles en la década de los 80, se declaraban monárquicos o cuando menos juancarlistas; De todos ellos, unos pocos lo hacían por interés (son pocos los que llegan a entrar en contacto directo y permanente con la Familia Real española) pero la gran mayoría decía eso por falta de información. Ahora ya sabemos lo que hay: las personas que se declaren monárquicas y que no chupen del bote de las arcas publicas o no reciban favores de la Casa Real, me parecen imbéciles.
Con la llegada de Internet, la férrea censura impuesta por la monarquia bananera de España ya no puede evitar que salgan a la luz numerosos datos que ponen en entredicho la honorabilidad de los miembros de la Familia Real. Y es que la cantante Lola Flores tenía razón: “La verdad siempre sale a flote como la gota de aceite en el vaso de agua.”
Muchas de estas informaciones que van a leer a continuación, fueron filtradas de forma interesada por las cloacas, siguiendo órdenes de la Casa Real, durante el reinado de Juan Carlos I. Pues es de todo sabido, que el anterior Rey no quería que Letizia fuese reina. Así que decidieron poner en marcha el ventilador para tratar de dañar su imagen sin que supusiera un desgaste excesivo para la institución monarquica. También ha habido un pequeño grupo de personas, que se han arriesgado a contar detalles sobre la verdadera Letizia de motu propio por motivos de diversa índole.
Los mismos que criticaban, humillaban o despreciaban a Letizia en sus tiempos de princesa, ahora tratan de elogiar su figura como si no hubiera pasado nada. Así son los esbirros de la monarquía española: gente sin valores, que rema en la misma dirección en la que sopla el viento. Es lógico que muchos ya no compren la prensa oficial y decidan informarse gratis en los mentideros y en Internet.
San Isidoro llegó a decir que España sería víctima de un malgobierno y que la monarquía estaba llena de engaños y asechanzas; no le faltaba razón. Les dejo un artículo muy completo sobre la actual reina de España Letizia Ortiz Rocasolano. Merece la pena leerlo.
Una republicana en la corte del Rey
El Príncipe Felipe
El Príncipe Felipe
– “Felipe era un joven despreocupado, mal estudiante y con más ganas de diversión que de ‘poner los codos’ y, mucho menos, de pasarse el día pendiente de su futuro predestinado por herencia genética”.
-En los estudios y las continuas malas notas que acostumbraba a llevar a Palacio” preocupaban tanto a sus profesores como a los que estaban encargados de su formación como futuro jefe de Estado. Para evitar que se siguiera chismorreando de esto, y de sus primeros escarceos eróticos, decidieron mandarlo a Canadá a hacer el COU, el curso preuniversitario.
– Los amigotes de juventud del Príncipe. Dice que la imagen del heredero en sus años mozos era “frívola con un punto de prepotencia”. No tenía especial inclinación por guardar la tradición monárquica “ni en la elección de sus novias ni en la de sus amigos, entre los que predominarían los ociosos hijos de papá, (…) herederos de grandes fortunas empresariales y jóvenes adinerados que se arriman al poder que representa la Corona y que, en muchos casos, han influido negativamente en el Príncipe”. Estos niños pijos generaron “una subcorte” que buscaba “prosperar en los negocios a costa de la imagen de la Corona, planteando incertidumbres institucionales poco deseables”.
– Don Felipe no estaba por la labor y prefería disfrutar de las ventajas de la soltería privilegiada que le propocionaba ser el heredero de un trono. El entorno monárquico español y los propios Reyes estaban “profundamente preocupados”. Y otra preocupada -atentos los Elenistas- era la hermana mayor del
interesado: El hecho de que tardara tanto en decidirse ponía de los nervios a toda la Familia Real, empezando por los Reyes y acabando por la Infanta Elena, que no tenía ningunas ganas de ceñirse la corona ante cualquier eventualidad de la vida.
Tatiana de Linchtentein
– La candidata deseada por los Reyes era Tatiana de Linchtentein. “Fuentes próximas a la Casa real afirmaron que a los Reyes, especialmente a la Reina, le complace la candidatura de la princesa Tatiana y así se lo han hecho llegar discretamente al Príncipe Felipe”.
Así pues, trajeron a la virginal y rubicunda princesa del paraiso fiscal centro europeo a Madrid, a ver si Felipe se animaba. “Pero el heredero ni caso. Cansada del menosprecio de don Felipe, la princesa Tatiana abandonó toda esperanza y con cierto aire de despechada, declaró a la prensa francesa: ‘No es cierto que haya existido nada entre el Príncipe Felipe y yo, además… no me gusta’. A continuación abandonó Madrid y se transladó a París para finalizar sus estudios”.
– La única mujer de la realeza con quien Felipe llegó, no a comprometerse, pero sí a liarse, fue la princesa alemana Carolina de Waldburg. El retrato de la alemana, sin embargo, no es precisamente elegante. Parecía ser una mujer del tipo frivolón y pilinguis que le va al heredero para sus líos.
Durante el otoño de 1997, la prensa del corazón dedicaba portadas a la supuesta relación entre el Heredero y Catalina de Augsburgo, descendiente de la mítica Sissí. Mientras tanto el Príncipe se lo montaba con Carolina (…) [que] quemaba adrenalina en el gimnasio, en las pistas de esqui de Sierra Nevada, en las pistas de baile de Pachá y Boom y en la cama del pisito madrileño que compartían ambas princesas europeas. Se dijo que Catalina fue la carabina de ambos.
ISABEL SARTORIUS
La hija del marqués de Mariño y de la argentina Isabel Zorraquín del Corral es de sobras conocida por todos.
Se veían hasta 5 veces por semana. Eran habituales las estancias de fin de semana del Príncipe en la finca que el marqués de Mariño tenía en la localidad extremeña de Perelada de la Mata. Las visitas de Isabel al Palacio de la Zarzuela eran continuas…
Las posibilidades de que la relación terminara en boda empezaron a torcerse cuando la prensa destapó “una vieja causa judicial, sobreseída en su momento, que relacionaba a los Sartorius con el tráfico de drogas. El 7 de agosto de 1992 el general Sabino Fernández Campo había tenido que negociar con el diario sensacionalista Claro para que censurasen un reportaje que iba a publicarse
-firmado por José Ayala- con el título de ‘Drogas: la razón por la que Isabel Sartorius nunca será Reina de España’. Allí se hablaba del consumo de drogas de Isabel y de su hermano”. Fue entonces cuando la Reina “se desmarcó de aquella familia” que podía descomponer los por entonces sólidos cimientos de la Monarquía juancarlista.
La presión sobre la pareja se intensificó y Sartorius le dio un ultimátum al Príncipe para que peleara por un compromiso oficial con ella: “Esto no puede seguir así, debes tomar una decisión”. El compromiso nunca llegó y ella se fue a Londres.
Refiere todas las especulaciones sobre la paternidad de su hija Mencía. Dice que Javier Soto era “íntimo amigo del Príncipe”, que se enteró del nacimiento de la niña por la prensa y que dijo “que antes de reconocerla pediría una prueba de ADN” (lo que implica -interpreto yo- que trato carnal había habido, pero que Soto no estaba seguro de ser el único). Por entonces el Príncipe se encontraba completando estudios en Washington.
GIGI HOWARD
El Príncipe conoció a la modelo estadounidense Gigi Howard en Nueva York, en una exposición del pintor español Antoni Tápies en el Museo Guggenhein. “Los lugares de moda y los lujosos restaurantes de la Quinta Avenida fueron téstigos de los continuos encuentros públicos de la pareja”. En la Semana Santa de 1996 la Casa Real anunció que el Príncipe no pasaría aquel periodo vacacional en España porque debía permanecer en Washington preparando sus exámenes. Pero una exclusiva de la revista Pronto lo pilló en el Caribe con la Howard, jugueteando en el agua de una playa paradisiaca. Tras acabar sus estudios en Washington y retornar a España, la Howard sería traída con frecuencia a España. La alojaban en casas de los amigos íntimos del Príncipe y llegó a visitar La Zarzuela. Hasta que no la trajeron más.
EVA SANNUM
La modelo noruega formaba parte del catálogo de señoritas de la agencia de Javier Hidalgo, amigo del Príncipe. Él se la facilitó y los encuentros se producían en las casas de los amigotes principescos. Cunill no dice literalmente que fuera una prostituta de lujo, pero dice sibilinamente que “era muy dada a relacionarse con jóvenes adinerados”. Se había hecho fotos semidesnuda y la revista Interviú las publicó, con lo cual la imagen de la amante principesca “colgaba ya de talleres mecánicos y cabinas de camiones”. Desde la Casa Real presionaron al Príncipe para que cesara aquella relación tan poco conveniente y él se limitó a seguirla clandestinamente. Los entornos monárquicos empezaron a promover nuevas candidatas de la realeza y Felipito se enfadó, “harto de que todo el mundo quisiera casarlo sin contar con él”. Así que sacó a Sannum de la clandestinidad y se exhibió con ella vacacionando por medio mundo.sta nueva actitud del Príncipe provocó la desesperación de la Casa Real, que veía como la relación con una mujer de este tipo iba contra los intereses monárquicos. El propio Rey estaba en contra de esta ya demasiado larga aventura de su hijo. Pero al Príncipe le importaba un pito”.
Sannum visitó con frecuencia las obras de la nueva mansión del Príncipe en el complejo del Palacio de la Zarzuela, permitiéndose dar opiniones sobre lasmismas. En la boda de Haakon de Noruega, el Príncipe se empeñó en presentarla de forma oficial. El Rey dijo hasta aquí hemos llegado.
El Rey creía que la aventura de su hijo iba adquiriendo tal importancia que si nadie lo remediaba la Sannum se le metía en Palacio como Princesa de Asturias, algo que no estaba dispuesto a aceptar. Don Juan Carlos no aceptaba ni la forma atrevida de vestirse de Eva, ni su fracasada carrera de modelo, ni su extrato social, ni que fuera hija de divorciados, ni la poca categoría personal de la candidata, ni su falta de preparación para acceder al rango de princesa, ni el espectáculo que dio en la boda de Haakon de Noruega, luciendo aquel escote descomunal…
Se le encomendó al Jefe de la Casa del Rey, Fernando Almansa, poner fin a aquella relación. El Rey se salió con la suya, “pero iba a ser la última vez”. Yel Príncipe exigió la cabeza del Vizconde de Almansa a cambio de haber tenido que dar a torcer su voluntad.
Mientras llegaba su siguiente favorita, Felipe siguió con su lista de amantes de paso. Flor Valero, nieta de un ex-Presidente de Venezuela, Diana Martínez-Bordíu y la actriz Gwyneth Paltrow, de quien Cunill dice que “fue la elegida para entretenerle”.
LA JOYA DE LA CORONA
La favorita que finalmente llegaría a conseguir el trofeo de esposa legal “iba a dejar a todos con la boca abierta, incluidos los Reyes. Una periodista televisiva autóctona, plebeya, divorciada, con un pasado más que turbio y, lo más impactante para la Monarquía, activa militante republicana de izquierdas. Toda una joya para la Corona”. Letizia Ortiz: la cenicienta roja
Los grandes secretos -que son muchos- están celosamente guardados por los poderes más altos del Estado, cerrados bajo todas las llaves del Reino y, por supuesto, vetados a la inmensa mayoría de los mortales de este país. Al Príncipe a las mujeres que le interesaban sexualmente. Siempre ha usado la misma táctica: la de utilizar a sus amigos o a terceras personas que han intermediado sin rechistar para provocar un encuentro ‘casual’, de tal manera que el Heredero pudiera iniciar luego un acercamiento más íntimo a la fémina de turno en la que había puesto sus reales ojos. Del resto se encargarían sus indiscutibles encantos y sus dotes borbónicas en materia de amoríos. En esta ocasión, el método no fue diferente.
Sobre la famosa cena en casa del periodista Pedro Erquicia donde, según la versión oficial, la Ortiz y el Príncipe se conocieron ‘casualmente’, se da por bueno que el encuentro fue allí. Uno de los asistentes, el director adjunto del programa televisivo Informe Semanal, recibió el encargó de llevar “chicas guapas de la tele” a la misma. Eso hace preguntarse a Cunill “qué tipo de fiesta era aquella a la que acudía un personaje como el Príncipe de Asturias y por qué se solicitaba la presencia de mujeres guapas”. Una vez producido el ‘acercamiento íntimo’ “Ortiz tenía muy claro cuál era su meta a perseguir. Nunca se ha detenido ante nada ni ante nadie ni ha prescindidode sus irrenunciables ambiciones”.
No sé cuenta nada de qué influencias llevaron a la Ortiz desde el Grupo Prisa a Televisión Española en el año 2000. Sí se dice que cuando llevaba “cuatro días en el telediario”, Urdaci le dio -según sus palabras- un “discurso paternalista al que me sentía obligado. Le dije que salir en pantalla la iba a convertir en un personaje público y que se cuidará, porque la prensa del corazón podía tomarla con ella. ‘Aquí somos conocidos, pero no famosos’, le dije. Y entonces vi que le cambió la cara. ‘Oye, ¿tú que sabes de mí?’, me dice. Y yo, ‘nada, ni quiero saber nada de tu vida privada’. ‘Tú sabes algo, sabes algo’, repetía. ‘Lo único que me han contado de ti’, le dije, ‘en que te vieron una noche en un local con un grupo de gente entre la que estaba el Príncipe’”. El rumor de que el Príncipe quería ir a por todas con la locutora, estalló en los mentideros de Madrid la tarde del 23 de octubre de 2003. Ocho días después se anunció oficialmente el compromiso matrimonial.
Una vez en la Familia Real la Ortiz “tiene verdadero pánico” a que se hable de su pasado. Los Servicios de Información del Estado elaboraron para la Casa Real diversas investigaciones confidenciales sobre esa cuestión y, cosa interesante, asegura que muchos de los rumores sobre ese pasado que han circulado provienen de “filtraciones de esos informes”. También llama la atención sobre el sorprendente silencio que han guardado todas las personas que conocieron a la Ortiz en su primera vida. Ni siquiera sus compañeras de colegio en Asturias han accedido a hablar. Un periodista de la revista Pronto que logró hablar con una, dijo que todas se habían juramentado para cerrar la boca porque eso era ‘secreto de Estado’.
El rápido camino de la tele al trono de la Ortiz. Entre la ‘fiesta’ en casa de Erquicia (17 de octubre de 2002) y el compromiso oficial (1 de noviembre de 2003) pasó poco más de un año. Después del primer encuentro, el Príncipe telefoneó a la Ortiz para una cita al regreso de ésta como enviada especial de TVE a Irak. La Ortiz había viajado con los militares españoles a bordo de la fragata Galicia. Cunill no refiere ningún lance de ‘capa y espada’ de la locutora durante sus viajes profesionales, pero hace algún comentario malicioso: “Atrás quedaron los viajes para cubrir -informativamente hablando- cualquier evento periodístico…”. Sobre la llamada telefónica del Príncipe,
El número de la Ortiz se lo proporcionó un amigo de él… Uno de los regalos más visibles que la locutora recibió de su nuevo acompañante fue un Audi A3, sobre el que se hacían cruces sus colegas de
trabajo.
Aunque al Príncipe no le importaban ni el visto bueno de los Reyes ni el de los monárquicos, si le importaba el del “clan amiguil”, como llama el autor a su camarilla de pijos adinerados. En el verano de 2003 el Príncipe y sus amigotes se van por el Mediterráneo en el yate de uno de los miembros de la panda. La Ortiz -y se supone que otras señoritas de compañía- viajaban con ellos. Fue entonces cuando la camarilla dio su aprobación a la Ortiz e hicieron piña para ayudar a que los deseos del Príncipe -que había empezado a pensar en casarse con aquella mujer- prosperaran. Desde ese momento los encuentros clandestinos entre los tórtolos “contaron con la complicidad de aquellos treinteañeros de la jet e incluso de la mismísima Infanta Cristina”, que le dejaba a su hermano su casa barcelonesa para que la usara de picadero.
Después del verano de 2003, “junto a los amigos y complices del idilio”, el Príncipe y la Ortiz empezaron a hacer “proyectos de futuro”. Idearon dos operaciones: una llamada “Jaque al Rey”, dirigida a minar el rechazo frontal que esperaban de los Reyes y otra llamada “Operación Silenzio” (con Z), para impedir que la prensa y la opinión pública se enteraran de la relación y que con su presión y su rechazo la abortaran. Cuando el Príncipe comunicó sus pretensiones a los Reyes, la reacción de rechazo fue la esperada. De entonces es la conocida bronca en la que el Heredero lanzó un órdago a los Reyes con aquello de “Esto es lo que hay: esto o lo dejo todo”.
A partir de aquel septiembre el secretismo de la relación se hizo aún más implacable. Los cómplices “tenían orden de callar como si en ello les fuera la propia vida. Había que aguantar hasta que la Casa Real, que ya había tragado a regañadientes, decidiera hacer público el compromiso de manera oficial”. El carácter calculador de la Ortiz queda de manifiesto en el hecho de que permitió que el Príncipe se dejara ver y fotografiar con alguna de sus viejas compañeras de cama para despistar a la prensa.el ocultamiento y la simulación fueron tan logrados que ni siquiera el compañero sentimental que la Ortiz tenía por entonces, el periodista de Prisa David Tejera, sospechó en ningún momento lo que estaba ocurriendo.
DAVID TEJERA
Tejera había sido “el máximo apoyo” de la Ortiz cuando se divorció de Alonso Guerrero a finales de 1999. El Príncipe le había regalado un móvil a la Ortiz “destinado exclusivamente a recibir llamadas suyas” como medida precautoria.
Parece que su relación con el Príncipe alimentó el carácter ya de por sí altanero de la Ortiz. En su trabajo “no hablaba con cualquiera. Técnicos de sonido, cámaras y algunos redactores dan cuenta de que se comportaba como un ser superior. En los pasillos de TVE la apodaron Letizia la Ficticia”. Cuando llegó a la Televisión Española y la colocaron a presentar Informe Semanal, la Ortiz accedió “a un círculo mucho más selecto. Conoció a personas más importantes y siguió estableciendo amistades con todos los profesionales interesantes que le salieron al encuentro”.
Cuando salió de CNN Plus, sus jefes no intentaron retenerla. “Diríase que en el fondo respiraron aliviados. Porque Letizia -ya en el Olimpo- no era una persona de carácter fácil cuando aparecía en carne y hueso. Meticulosa, perfeccionista, fría, pesada, nerviosa, parlanchina, curiosa, inquietante, testaruda, agobiante, coqueta, seductora, engatusadora, agobiante, vanidosa, calculadora, lanzada, sobrada… Todos estos adjetivos vienen a la mente de sus conocidos a la hora de definirla.
‘Sabía dorar la píldora’, dice uno. ‘Siempre caminó tres palmos por encima del suelo’, asegura otro. ‘Se la está presentando como una periodista de raza, cuando no lo era. Aunque sí tenía un porte majestuoso’, señala un tercero”.
Algunos más perspicaces veían, sin embargo, la cara oculta que se escondía tras esta fachada: no era una persona tan sólida como parecía y se intuía un desequilibrio emocional. “No es una persona tan segura como parece”.
la ceremonia de petición de mano y los sucedidos entorno a ella. Cosas conocidas, en su mayoría. La conmoción que causaron las patadas al protocolo de la Ortiz (el famoso “déjame términar” y demás), el enfado de los modistos españoles porque apareció con un traje de Armani. O la ‘joya literaria’ de Larra que le regaló a su prometido, en la cual se puede leer este pasaje: “Tolerancia y libertad de conciencia; libertad civil; igualdad completa ante la ley e igualdad que abra los cargos públicos para los hombres todos, según su idoneidad, y sin necesidad de otra aristocracia que la del talento, la virtud y el mérito; y libertad absoluta de pensamiento escrito”. Muy idóneo para personas que se colocan en la cúspide del Estado en razón de nacimiento -él- y de matrimonio -ella- y que controlan férreamente todo lo que se puede y no se puede decir de ellos.
De la pedida
la paciencia del Rey -“dolido por las amenazas entre bastidores de su hijo”- acabó por colmarse durante el coloquio de los tórtolos con los periodistas, en el que el protagonismo absoluto fue asumido por la Ortiz. Cuando le preguntaron al Heredero cómo se declara un Príncipe, el Bobón no supo qué responder y la Ortiz lo hizo por él: “Como un hombre que ama a una mujer”. Don Juan Carlos requirió entonces a Juan González Cebrián y preguntó, con tono de orden, cuánto tiempo más iba a durar aquella incómoda escena. Cebrián se acercó a la pareja y dio por concluidas las preguntas.
Cuando se colocaron para la foto, la Ortiz se olvidó de saludar a los monarcas con la exigida reverencia. “Aquel era SU acto, no el de su familia política. El Príncipe, cogido de la mano de la asturiana, tomó también la mano de doña Sofía y la apretó con fuerza, como buscando la complicidad y aprobación de su madre. Don Felipe había lanzado un pulso a la Monarquía, pero era consciente de que sin el apoyo de doña Sofía su futuro iba a ser muy comprometido”.
Con la familia de la Ortiz no había habido ningún contacto previo. Los trajeron para la ocasión, los Reyes posaron con ellos sin intercambiar palabra y fue luego, en el almuerzo posterior, cuando por primera vez se encontraron. No sé sabe cómo terminó aquel día en Palacio. Lo cierto es que al día siguiente, 4 de noviembre, la Reina celebraba su cumpleaños y “vivió un día triste”. Su amadísimo hijo no estuvo con ella. “La misma noche del viernes, Letizia Ortiz se había reunido con don Felipe en un país extranjero lejos de las miradas de los periodistas y de la compañia de su nueva familia política. Letizia no da puntada sin hilo y quería marcar el territorio desde el comienzo. Sabía que los Reyes estaban disconformes con su matrimonio y que habían aceptado a regañadientes el pulso lanzado por su hijo”.
De acuerdo con la Constitución de 1978, don Felipe podía casarse con quien él eligiera, siempre que el Rey y las Cortes no se opusieran a ese matrimonio. Y no se opusieron, dice Cunill (aunque en realidad
-añado yo- las Cortes rechazaron pronunciarse en ningún sentido, fuera a favor o en contra). Por tanto, el Príncipe podía conservar los derechos a la Jefatura del Estado a pesar de su matrimonio. Pero no ocurre lo mismo –
La primera entrevista a la Ortiz tras la petición de mano apareció en el diario monárquico ABC. En ella dijo cosas como éstas: “Hasta ahora he sido consciente de todo lo que me está pasando porque ha sido una decisión meditada y fruto del amor que nos profesamos, aunque quiero mantenerme al margen de la vorágine”. La anécdota es que su obsesión por controlar la información que circulaba sobre ella ya había comenzado. “Lo que dicen de mí es bueno, ¿no?”, preguntó a su entrevistador. las capitulaciones matrimoniales.
Más interesante es lo que cuenta sobre los líos que para la Iglesia católica supuso casar a la simpar pareja. Aquí sí que hay un pedazo de revelación en el que el barullo mediático no ha puesto el acento, a pesar de ser del mismo calibre que el tema de las drogas y los abortos. Vamos a ello.
La Ortiz SI estaba bautizada y también había recibido la comunión. Pero dice que después de la comunión, su relación religiosa con la Iglesia Católica terminó por completo. En su época estudiantil y periodística fueron muchos las que la oyeron alardear de agnóstica (no creía en nada) y, específicamente, de atea (no creía en Dios). Pero lo que yo no había oído nunca -no sé si vosotr@s sí- es el rumor de que la Ortiz había llegado a apostatar formalmente. “En la actualidad es una práctica frecuente entre snobs próximos a la izquierda radical y a los planteamientos laicistas”, dice Cunill. Demostrar si esta apostasía fue cierta es casi imposible, “dado el secreto debido de la Iglesia a quien apostata, sea quien sea”. De modo que a menos que el apostata haga declaración pública de ello, no hay modo de saberlo. “El dictamen de la solicitud de apostasía se anota en el libro de registro de bautismos de la parroquia donde se celebró el sacramento y el expediente se archiva en el obispado al que pertenece dicha parroquia. No es accesible al público, únicamente a petición del propio interesado, y se trata con la misma reserva que un secreto de confesión”. Un apostata que quisiera volver a la Iglesia Católica tendría que volverse a bautizar. Evidentemente, si esa apostasía existió el expediente de la misma estará guardado bajo millones de llaves. Lo mismo que el “trámite especial antes de casarse” -si es que a ella se lo pidieron- que se exige a los casados previamente por lo civil, divorciados, y que luego demandan matrimonio católico con otro cónyuge, en dónde se deben de responder formalmente una serie de preguntas.
Las peleas teológicas que entre eclesiásticos provocó el matrimonio ortizero del Príncipe. Los teólogos más honrados se oponían a que se casara canónicamente a la pareja, alegando que el matrimonio civil de un católico es matrimonio real en cualquier caso (al fin y al cabo la Iglesia no exigió un rito religioso para considerar al matrimonio como cierto hasta muy tardíamente en su historia) y, por tanto, un segundo matrimonio debía considerarse católicamente no válido. Los teólogos más hipócritas, en cambio, se acogieron al derecho canónico para decir que un matrimonio civil es no existente y no real para la Iglesia y, por tanto, no había impedimento legal para que la Ortiz maridara canónicamente. Al final prevaleció la segunda opinión, que es la que se aplica normalmente a la gente corriente. Pero los contrarios a este subterfugio legalista “siguieron en sus trece” y no dejaron de criticar, más o menos discretamente, la decisión tomada por la Conferencia Episcopal de casar canónicamente a la Ortiz y al Príncipe. Previamente hubo que darle la confirmación a la Ortiz en una ceremonia en Zarzuela.
El Vaticano apuntaló la posición de la jerarquía eclesial española cuando el Papa recibió en audiencia al Príncipe y su ya esposa -de negro riguroso, con mantilla y banda azul para besarle el anillo a Juan Pablo II- un mes después de su boda.
Fuera cual fuere el pasado de la Ortiz en esta materia, ahora era oficialmente católica. El cronista de asuntos religiosos de El Mundo escribía este gaudeamus a propósito de la nueva situación religiosa de la Ortiz:
En época de sequía secularizadora, cuando en vez de conversiones, lo que abunda es la apostasía o, al menos, la indiferencia religiosa, la conversión de la Princesa de Asturias es una perla para la Iglesia Católica.
La presencia en Roma de Letizia Ortiz es un auténtico spot publicitario planetario para el catolicismo. Don Felipe y Letizia, arrodillados ante el Papa, que los bendice. Es el broche de oro de la conversión de la Princesa”.
MEXICO
La Ortiz a la Guadalajara mexicana y de su trabajo en el periódico Siglo XXI. No era su primera visita a Hispanoamérica. En 1994 estuvo en Colombia, en Cali, en un encuentro iberoamericano de Facultades de Comunicación Social. Se costeó el viaje con su trabajo en una pizzería de Madrid durante un año (mi primera noticia de que la Cosorte Regia fue pizzera).
La Ortiz se presenta y explica sus motivaciones para emprender la aventura mexicana. Luego reproduce los testimonios de personas que trabajaron con ella en Siglo XXI, entre ellos Fran Ruiz, un periodista español. Cuando en una entrevista le preguntaron: “¿Por qué crees que se ha interesado por Felipe, si su mundo es otro?”, Fran Ruiz contestó: “Cualquier mujer de 30 años que se acerque al Príncipe podría dejarlo todo si el Príncipe se fija en ella. Es un dulce demasiado atractivo para rechazarlo”. Y cuando le interrogaron sobre si la Ortiz se había transformado, Ruiz respondió: “Maduró evidentemente, se ve más fina. Su carrera fue meteórica”. También profetizo que “Letizia no aceptará una vida pasiva, porque no forma parte de su personalidad periodística. La futura monarquía de Felipe VI va a dar que hablar con Letizia en ella”.
en Siglo XXI la pusieron en la sección de ocio y cultura y así fue como conoció al pintor cubano Waldo Saavedra, cuando tuvo que visitar y reseñar una de sus exposiciones. Este artista fue quien la pintó desnuda. A parte del cuadro que aparece en uno de los discos del grupo Maná, Waldo pintó otro cuadro alusivo a Francisco de Goya con la Ortiz desvestida de cintura para arriba. “No es ni la maja desnuda ni la vestida”. El pintor cubano señaló en una entrevista que “Leti no sólo es una chica guapa, tiene un carácter del carajo”. Puede valer como testimonio de esto la anécdota del cigarrillo que se ofreció a encenderle un camarero de un local. “Tía, coño, ¿cómo me voy a dejar encender un cigarro? ¿Acaso estoy inválida?”, le espetó la aspirante a reina al galán. rechazaba la ‘excesiva cortesía’ de los hombres hacia las mujeres.
Fher, el cantante de Maná, donde éste reconoce su amistad de aquella época con la Ortiz. Ésta los entrevistó varias veces y el rockero dice que se echaron más de un tequila.
Aborto mexicano en la clínica Médica Sur de la capital y de su posterior estancia en Nueva York. por entonces la legislación del país hermano consideraba la interrupción voluntaria del embarazo un delito y, de hecho, entre el año 2000 y el 2009 fueron procesadas y sentenciadas 139 mujeres por delito de aborto. El autor afirma que la Ortiz “ha manifestado en más de una ocasión antes de ser princesa que el aborto es ‘un derecho fundamental’. El tema de la interrupción del embarazo ha sido recurrente en su vida. En numerosos círculos se ha comentado que el aborto que padeció, y que conllevó una ligadura de trompas, fue fruto de su relación con el periodista David Tejera”. Vea más informacion en LETIZIA NO PUEDE TENER HIJOS
También se reseña un artículo que la Ortiz publicó durante su estancia en México en la revista Comunicación y Sociedad, editada por la Universidad de Guadalajara,donde hacía gala de su militancia pro-aborto. Vea Letizia capaz de hablar con apertura del tema del aborto
La Ortiz analizaba las preguntas realizadas por un redactor de El País a la Comisaria de Pesca de la Unión Europea, la italiana Emma Bonino, quien, además de ser una significada militante pro-aborto, hablaba públicamente y con naturalidad de como había abortado porque no deseaba tener hijos. La Ortiz escribía “Emma Bonino no encuentra reparos en hablar de esa experiencia, que en una sociedad como la española puede aún causar estragos en los estamentos más tradicionales. Mientras que ABC (…) jamás hubiera publicado este dato (no lo permite su código ético y deontológico), El País Semanal lo usa convenientemente como una pieza más del producto final llamado Emma Bonino”.
Nada se dice de quién pudo ser el coautor del engendramiento mexicano. Aunque sí recoge las indagaciones de la prensa local de que las relaciones de la Ortiz con Luis-Miguel Gómez, redactor-jefe del diario Público, supusieron la ruptura del matrimonio del periodista.
Letizia era ‘festera’ y ‘desenvuelta’. “Disfrutaba del clima de Jalisco en la playa hippie de Maloapa, rodeada de jóvenes desinhibidos que, al igual que Letizia, acampaban al aire libre para gozar de la vida y del ambiente desenfadado en aquel lugar paradisiaco”. Tal vez algún forero mexicano pueda aclararnos qué era exactamente esa ‘playa hippie’: ¿una comuna? ¿una playa nudista?
Letizia llegó a Jalisco en 1995. Recién desempacada comenzó a buscar trabajo. Lo consiguió en el periódico Siglo 21 (hoy llamado Público) como reportera del suplemento “Tentaciones”. Fue entonces cuando conoció a su compatriota Fran y a la mexicana Sara Cuéllar, actual directora de la agencia Comunicación & Relaciones Públicas y la amiga más cercana de Letizia en México. Trabajaban juntas, pues ambas cubrían la misma fuente, sólo que Sara para la sección cultural del mismo periódico.
En la Perla Tapatía la española era una estudiante común que se transportaba en camiones. De hecho, a sus allegados les comentó que quería comprarse una moto porque “Guadalajara es una ciudad muy grande para mí”.
Cuentan sus amigos que Letizia no era la típica niña guapa que va a todos los sitios y se viste con lo último. Sara recuerda: “Era muy bailadora. Le encantaba la salsa. Íbamos al Salón Veracruz, que no estaba de moda”.
A la futura Reina de España le gustaba comer en la fonda Irma Corajes, que se encontraba a la vuelta de las oficinas del periódico. Le encantaba la carne asada con tortillas recién hechas que ahí servían. En el Bar Barbanegra pasaba largas horas escuchando música en vivo y a su cantante favorita, Sara Valenzuela, del grupo La Dosis. La mayoría de las veces pedía tequila o vino tinto, bebidas que le fascinaban.
Otro de sus escondites era el mercado de Guadalajara, donde compró regalos para su madre y hermana antes de volver a España, entre ellos varias bolsas de cuero grabadas. También dominaba Puerto Vallarta y Maloapa, una playa hippie donde solía acampar.
Y entre tanto, ¿qué pasaba con su compañero Alonso, que la esperaba en España?. “De aquel tiempo son también las constantes broncas con su marido, que la llamaba con frecuencia desde España. Según Teresa González, encargada de documentación de la Universidad de Guadalajara, aquellas llamadas no pasaban desapercibidas y aunque Letizia admiraba a su ‘chico’ español, también se peleaba con él con frecuencia. “En una ocasión le habló por teléfono desde la oficina y los gritos se oían desde fuera”.
Apuntes sobre la ideología política de Letizia Ortiz.
En el tiempo en que trabajó en televisión la Ortiz “dejó claro a sus compañeros que ella se sentía republicana y de izquierdas. Alguno incluso llegó a escuchar que se refería al Príncipe de Asturias como ‘Felipito’ o ‘El Borbón’”.
En México la escucharon criticar al Rey y tacharlo de mujeriego y censurar a ‘Felipito’ por “su falta de preparación”. Además, como hombre el Príncipe no le parecía atractivo: “decía que no le atraían nada los hombres de pelo chino”.
Los archivos fotográficos de varias agencias ha desaparecido
Una foto en la que una joven Letizia Ortiz -imagen que muchos afirman haber visto- está envuelta en la bandera tricolor (de la II República) durante una manifestación. Tal foto existe pero, por razones obvias, no está al alcance del público”
Algunos sugieren que se trataba de una manifestación contra la Guerra de Irak (y contra el Gobierno español de aquel momento). También parece haber abundantes rastros de su simpatía por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y por el Subcomandante Marcos. De hecho, “Letizia Ortiz hacía suyas algunas de las reivindicaciones de los zapatistas”.
En sus años de facultad la Ortiz empezó a trabajar como becaria en varios medios, entre ellos ABC y el periódico asturiano La Nueva España, y en este último conoce “a elementos del PSOE y se hace militante del propio partido, ingresando también en la UGT”
“había coqueteado con Izquierda Unida” , pero parece que no pasó la cosa de ahí. Políticamente, pues, no se trataba de una persona con ciertas tendencias políticas, sino de una militante partisana de dos organizaciones concretas. El informe también señalaba que Ortiz tuvo contactos “con grupos antisistema”
“Es de lo más normal que una persona tenga la ideología política que le venga en gana, por eso estamos, teóricamente, en democracia y gozamos de libertad”. El primer problema viene cuando una persona militante en estas o aquellas organizaciones, y por tanto, políticamente sesgada, se introduce en la Familia Real. Una Jefatura del Estado hereditaria por razones de sangre debe evitar absolutamente toda identificación partidista y mantenerse neutral -al menos en teoría- para evitar favoritismos y para no ganarse animadversiones. En el caso de la Ortiz esa neutralidad no puede alegarse.
El segundo problema es cómo una republicana militante puede, de la noche a la mañana y porque el Príncipe heredero se le pone a tiro, querer ser Princesa de Asturias y convertirse en ‘el activo’ de la institución monárquica. “esto si choca un poco, bastante, es la negación de la racionalidad intrínseca. Pero parece que al Príncipe de Asturias no le importa e incluso le hace gracia. No así a otros miembros de la Familia Real”.
“A Felipe de Borbón no le ha importado nunca que su matrimonio con Ortiz fuera desigual. Ni que erosione la monarquía. Ni que Letizia Ortiz sea divorciada, hija de divorciados y nieta de divorciados, ni que estadísticamente sea casi obligado que se pueda volver a divorciar (…) Los Reyes trataron de hacer ver al Príncipe la inconveniencia de aquel matrimonio, pero la respuesta del Príncipe fue lanzar el ultimátum (…) Las paredes de La Zarzuela se agrietaron porque era la constatación de los que muchos, dentro fuera, sospechaban: que el Príncipe de Asturias no estaba dispuesto a sacrificarse por una institución a la que no tiene el respeto que se merece, porque no cree en ella. Muchos monárquicos ya se lo habían advertido al Rey…”
LOS ANCESTROS DE LETIZIA ORTIZ
Un genealogista hizo -por encargo- para intentar encontrarle ancestros de alcurnia a la Ortiz.
“Las críticas de los monárquicos sobre la democratización de esta institución, sobre todo a raíz del matrimonio del heredero al trono con unaplebeya -y además, divorciada-, podrían tener las horas contadas. Al menos así se desprende del resultado del estudio que ha llevado a cabo el genealogista Javier Cordero, teniente coronel en la reserva, cuyo resultado ha sido que, aunque en muy escasa cantidad, Letizia Ortiz tiene sangre azul.
Tras seis meses de arduo trabajo y una investigación rigurosa en la que ha tenido que bucear por un sin fin de archivos eclesiásticos, legajos del Archivo Histórico Nacional, reales chancillerías y hasta en la tradición oral, Cordero ha concluido que la princesa desciende de una estirpe real que se remonta al Rey Fernando II, monarca de León y conocido por su política repobladora durante la Reconquista.
Para ello, hay que remontarse a mediados del siglo XVIII, cuando un antepasado del abuelo paterno de doña Letizia, José Luis Ortiz, fallecido en 2005 víctima de un cáncer. Según este especialista de reconocido prestigio, Agustina de Castro Serrano, quien dota precisamente a doña Letizia del linaje real, desciende de este Rey del siglo XII y conocido por sus batallas contra los portugueses, castellanos y musulmanes con el fin de repoblar las zonas que conquistaba. Esta mujer, natural de Espejo (Córdoba), se casó en 1749 con Tomás Gil de Torres-Pardo, nacido en la misma localidad cordobesa y fue funcionario de profesión.”
Los antepasados cercanos de la Ortiz, empezando por su bisabuela La Patatina. Nada que no haya circulado por la red, pero la verdad es que impresiona un poco verlo en letra impresa. “Mucho se ha especulado con la vida alegre que esta vallisoletana llevaba en su pueblo natal, incluso se ha llegado a afirmar que se dedicaba a la prostitución para sacar adelante a su familia, ya que no tenía marido. La leyenda de esta mujer corre por la zona mucho antes de que se supiera que su biznieta sería algún día Princesa de Asturias”.
” Plácida del Valle conocida como “La Patatina” una mujer de reputación dudosa(prostituta) y bisabuela paterna de Letizia era de “Aldea de San Miguel -Valladolid (Castilla y Leon)” y alli es donde reposan sus restos mortales .. La Menchu tambien nació y se crió en Aldea de San Miguel.. Fueron después de muchas correrías a Asturias .. El fallecido Jose Luis Ortiz no era el padre de Jesus Ortiz este lo aceptó como hijo suyo al unirse a Menchu .. Se dice que el verdadero abuelo de Letizia es un famoso oftalmologo de Asturias que aun vive pero ya será muy mayor y estará jubilado ..Al no saberse nada de el, pues tampoco sabemos si realmente es de Asturias o como tanta gente en aquella época se trasladó allí buscando un mejor nivel de vida
Los abuelos Francisco y Enriqueta son de Alicante (Valencia) alli nació y se crió Paloma Rocasolano la cual segun se dice se caso con Jesus Ortiz embarazada y acabó viviendo en Madrid
Por cierto la página de ALDEA DE SAN MIGUEL sigue existiendo y yo la veo perfectamente .. Se puede haber suprimido la parte de información que hubiese (si es que existia) sobre “La Patatina” pero nada mas … “
” Cuando se conoció oficialmente que Doña Letizia Ortíz Rocasolano iba a ser la futura Princesa de Asturias, a finales de 2003, otro nombre ligado a ella salía del anonimato involuntario y no elegido hacía más de diez años: María del Carmen Alvarez del Valle, su abuela paterna, más conocida por Menchu. Una mujerzuela que nunca alcanzó popularidad en la radio entre los años 50 y 80 en el pasado siglo XX.”
” La fuerte personalidad de su abuela, su ambición por ser la mejor en su profesión de servidora sexual, su exceso depromiscuidad, su carácter a veces endiablado y también una vulgaridad natural que siempre la ayudó a no ocultar sutrepez… Éstas son algunas de las facetas que la vieja indecente pseudo-locutora transmitió a su nieta Letizia.”
El padre de la abuela Menchu reconoció su paternidad y le dió su apellido, Álvarez. Otro bisabuelo, Miguel Rocasolano, era albañil y tuvo once hijos, tres de ellos futbolistas. En cuanto a los abuelos, la famosa abuela Menchu, locutora de radio en Asturias, se casó con un hombre llamado José-Luis Ortiz, agente comercial de la marca Olivetti. Se dice que el padre de la Ortiz, Jesús, era un hijo extramatrimonial de Menchu al que su marido reconoció como propio. Se comenta que Menchu había sido amante de un médico oftalmólogo asturiano y que ese hombre podría ser el abuelo biológico de la Ortiz. El abuelo Rocasolano es el ya conocido ‘Paco el taxista’.
“…. Al abuelito Paco no lo han matado por orden del rey, aunque su nieta Leti ha sentido ganas de hacerlo más de una vez, para que no desacredite a la familia. Es que ella presume de su alta alcurnia, y ahí no encaja el abuelito taxista.
Que además de taxista era republicanísimo. A él sí que le hubiera gustado, hace tiempo, estrangular con sus propias manos proletarias al rey designado sucesor por el dictadorísimo, ya que despreciaba tanto al uno como al otro. Cada vez que, hace tiempo, su majestad católica aparecía en la pantalla de su televisor cambiaba de canal, mientras le dedicaba un rosario de epítetos malsonantes. Sentía un desprecio absoluto por todos los borbones, antiguos y actuales, mayores y pequeños. Se consideraba un hijo del Cid, como dice el Himno de Riego. Sus ideas republicanas estaban muy acendradas en él, porque las había heredado de sus ancestros. Hasta que se enteró por un telediario de que su nieta iba a casarse con el tripríncipe Borbón, y cambió sus arraigadas ideas republicanas por una fe monárquica de toda la vida. Es decir, como cualquier español vulgar.
La abuela de la Princesa Enriqueta Rodríguez Figarredo , como a otros muchos españoles, pasó hambre y privaciones, más aún en su condición de joven viuda. Por eso la llegada de Francisco Rocasolano Camacho a su vida fue como una bendición. Hijo de un albañil, nacido en 1918 en el castizo barrio madrileño de Prosperidad, «al ladito del barrio de Salamanca» como él mismo subraya con orgullo, Paco, que durante la Guerra Civil había combatido en el bando republicano, ejerció como mecánico y posteriormente, logró agenciarse una licencia de taxi, profesión que ejerció en Madrid hasta 1991, año en que se jubiló. Simpático y dicharachero, cuando conoció a Enriqueta su corazón se rindió ante aquella joven madre viuda. Se casaron en 1950.
La propia Enriqueta había confesado que tenía «dos hijas y un hijo» , una de las cuales era Otilia, ya que de la unión de Paco y Enriqueta existen sólo dos hijos: Paloma la madre de la princesa Letizia, y un varón, Francisco, que inicialmente heredó la licencia de taxi de su padre y hoy reside en Luxemburgo.
SOBRE SUS PADRES
Sobre los padres se casaron cuando Paloma quedó embarazada muy joven, con solo 18 años. Se casó de minifalda y con un cura progresista que luego abandonaría el sacerdocio. La Z del nombre de la Ortiz es responsabilidad directa de las ‘genialidades’ de su madre. Se dice que el cuento del error ortográfico cometido por un funcionario italiano del Registro Civil es una leyenda absurda. Paloma no sabía como se escribía ” Leticia “.
Paloma era enfermera, pero pasó gran parte de su vida ¿laboral? como liberada sindical, primero del sindicato socialista UGT y luego del sindicato de enfermería SATSE. Cuando su hija se convirtió en Consorte Regia le dieron un cargo en una ONG dependiente de SATSE llamada Vacaciones Solidarias.
Vive -no se cuenta cómo puede permitírselo- en un piso del Barrio de Salamanca madrileño y ha cambiado radicalmente su imagen. “Ha abandonado aquella melena rizado de estilo afro, que tan progresista la hacía, y viste ropa de modistos reconocidos más acorde con el estatus que se le supone como madre de la futura Reina de España”. También ha subido el estatus de sus amantes.
Se relaciona con el arquitecto José-Carlos Fernández del Rey, ex-presidente del Colegio de Arquitectos de Asturias, y dueño de diversas propiedades y fincas. En 2005 se le concedió la Gran Cruz al Mérito Humanitario.
la hazaña de doña Paloma, que se ha puesto a estudiar Historia en la UNED, cuando fue cazada in fraganti copiando en un examen de Historia Antigua. “Al parecer hizo valer su condición de ‘Madre de’ para amedentrar a la presidenta del tribunal, con aquella famosa frase de “usted no sabe con quién está hablando”. A lo que, según cuentan las lenguas viperinas, la presidenta respondió: “Sí, con una persona que está copiando”. Aquí no acabó la cosa, pues la alumna prosiguió con su prepotencia: “Soy la madre de doña Letizia Ortiz Rocasolano”, a lo que la otra parte replicó: “Y yo la presidenta del tribunal, salga de la sala”.
Posteriormente aparecieron en los medios versiones que intentaban corregir esta primera, diciendo que doña Paloma, si bien es cierto que estaba copiando, abandonó la sala discretamente y muyacongojada.
En resumen, que a Doña Paloma “se la ha llegado a acusar de prepotente y de que se le ha subido a la cabeza el actual rango de su hija, contrariamente a lo que ha sucedido con su ex-marido”.
JESÚS ORTÍZ, SU NUEVA ESPOSA Y TELMA AL CENTRO
De Jesús Ortiz, en efecto, se dice que la nueva situación de su hija le ha perjudicado. Trabaja en el gabinete de comunicación de Lalo Azcona. Cuando se casó su hija manejaba una importante cartera de clientes, pero las acusaciones de que estaba beneficiándose de su nueva situación social lo llevaron a abandonar ese puesto, perdiendo los pluses que cobraba y pasando a otro donde ganaba menos. “Es un hombre serio, introvertido pero auténtico, y ese tipo de correveidiles le espantan. Es una pena, porque es un buen consultor y ahora ha caído en cierto ostracismo. Ahora se encierra en su despacho de 9 a 3 y de 4 a 8. Ser padre de la Princesa le ha perjudicado”.
Letizia Ortiz, la nuera incómoda, y las complicadas relaciones reales.
Los problemas internos que la llegada de Letizia Ortiz ha desatado en la Casa Real. El ultimátum principesco a los Reyes y el difícil trago de aceptar a la Ortiz “atribulaban especialmente a don Juan Carlos, que no entendía la falta de responsabilidad del Heredero”. Que una decisión de semejante gravedad se hubiera tomado tras un noviazgo -descontando las citas esporádicas iniciales- de apenas 5 meses, agravaba el asunto. La relación había sido muy corta, casi meteórica, con poco tiempo compartido a solas y en un trato reposado, de modo que el Príncipe imponía a aquella mujer sin apenas conocerla como persona.
Con su hijo, cuando éste le puso en bandeja la renuncia al trono si no aceptaba a Letizia”. Ante la negativa del Monarca, el Príncipe se largó de España ese mismo día y se reunió en Nueva York con la Ortiz negándose a retornar hasta que los Reyes no cedieran. “Siete días más tarde, con toda la Casa Real preocupada por la actitud del niño, el Príncipe no se presentó en el desfile y las conmemoraciones de la Fiesta de la Hispanidad, provocando el pánico del Rey y, sobre todo, de la Reina, su máxima defensora en la familia”. Cuando el Heredero se dignó a volver varios días más tarde, “les hizo comprender a sus padres que estaba dispuesto a todo y el Rey no tuvo más remedio que claudicar”.
durante un tiempo la Ortiz tuvo serias dudas de que el Príncipe fuera a salirse con la suya y ella lograra, por tanto, convertirse en Princesa de Asturias. “Seis semanas antes del anuncio del compromiso Ortiz firmó su adhesión a la Academia de Televisión, el órgano que agrupa a los profesionales del sector -firmaron el aval dos reporteros del Grupo Prisa”.
Tras su regreso de Irak, la Ortiz pidió unas semanas de vacaciones y se fue a Costa Rica. “Los encuentros con don Felipe eran más frecuentes, pero ella necesitaba meditar su futuro. Se llevó un diario donde anotó sus reflexiones íntimas”.
A su regreso a España, aún pasó una semana de vacaciones en Tarragona y allí “decidió continuar la
relación” . ¿Motivo? “No tenía nada que perder y sí mucho que ganar”.
Su deterioro físico tras la entrada en la Casa Real a la situación de ansiedad que vive, precisamente por su turbio pasado. “Los rumores sobre su vida se han disparado como la pólvora y a ella, tan taxativa y controladora de todo cuanto la rodea, le han producido un gran daño moral y emocional. Tener pasado y tratar de ocultarlo tiene esas cosas”. “Todo este conjunto de situaciones la ha ido endureciendo. Si ya era controladora e inflexible durante su época de periodista, ahora se ha convertido en una mujer déspota, dominante y autoritaria, que mantiene una actitud altanera respecto a la Familia Real y que actúa con autoritarismo con el personal de Zarzuela, que le ha colocado el mote de ‘La Jefa’”.
COMENTARIOS DE LA PRENSA ESPAÑOLA
Urdangarín enturbia aún más las tensas relaciones entre Don Juan Carlos y Doña Sofía
El estallido del caso Urdangarín ha enrarecido aún más las ya tensas y distantes relaciones entre Don Juan Carlos y Doña Sofía, que hacen vidas prácticamente separadas, más allá de los actos oficiales compartidos por el jefe del Estado y su esposa, desde hace más de una década.
Así lo han revelado a El Confidencial fuentes muy cercanas a La Zarzuela, que sostienen que las insólitas medidas adoptadas por la Casa del Rey en las últimas semanas -hacer públicas sus finanzas y apartar a Iñaki Urdangarínde la agenda oficial- tal vez hayan amortiguado el desgaste de la Corona, pero a costa de envenenar las relaciones personales entre los miembros de la Familia Real.
La prueba más palpable de la brecha que el caso Urdangarín ha abierto entre el monarca y su esposa es que, casi por primera vez en los 36 años de reinado de Juan Carlos I, las desavenencias entre ambos, lejos de resolverse en el ámbito privado, se han aireado de forma ostentosa. El detonante de ese público desencuentro fue el viaje de Doña Sofía a Washington el pasado 30 de noviembre -en plena eclosión del escándalo por los negocios privados del duque de Palma- para visitar a su yerno, a su hija, la infanta Cristina de Borbón, y a sus cuatro nietos.
La Reina no sólo viajó a EEUU para respaldar a los Urdangarín-Borbón en contra del criterio de Don Juan Carlos -partidario de aislar al duque de Palma para proteger a la Corona-, sino que autorizó expresamente al semanario ¡Hola! a publicar unas fotografías en las que Doña Sofía aparecía con los Duques de Palma en las calles de la capital estadounidense. Sin ese gesto, es muy probable que ni el viaje ni el enfrentamiento entre los Reyes por el caso Urdangarín hubiesen trascendido a la opinión pública, pero aquel reportaje fue un claro desafío a la voluntad del monarca por parte de su consorte.
Ese episodio, que trascendió con mucho el ámbito de lo estrictamente privado, representa, según las fuentes consultadas, la última muesca de un largo historial de desencuentros entre los Reyes, que vivieron uno de sus más agrios enfrentamientos a raíz del compromiso matrimonial del heredero de la Corona, Felipe de Borbón, con la entonces periodista y actual Princesa de Asturias, Letizia Ortiz. Don Juan Carlos se opuso firmemente a ese enlace, pero Doña Sofía se enfrentó a él y se puso en todo momento del lado de su hijo.
Sólo la agenda oficial
Los Reyes suelen compartir no más de uno o dos actos oficiales a la semana y otros tantos viajes de Estado anuales. Pero, más allá de esa agenda oficial, el monarca y su esposa viven prácticamente separados. Doña Sofía, según las fuentes consultadas, pasa desde hace más de una década gran parte de los fines de semana en Londres en compañía de su hermano, el depuesto rey Constantino de Grecia, y la esposa de éste, Ana María de Dinamarca, ambos en el exilio desde que el golpe de los coroneles derribó la monarquía griega en 1967. La Reina también viaja con frecuencia fuera de España junto a su hermana, Irene de Grecia.
“La separación de facto de los Reyes viene de muy lejos, aunque después de la muerte de Don Juan de Borbón se produjo un pequeño acercamiento entre ambos”, aseguran las fuentes consultadas. El padre del Rey falleció en 1993, y su madre, Doña María de las Mercedes, en 2000, a los 89 años de edad. “A partir de entonces, las agendas privadas de los Reyes se separaron definitivamente”, añaden las mismas fuentes.
A raíz del caso Urdangarín, la Reina, sus hermanos y sus sobrinos han arropado al duque de Palma en público y en privado, mientras que el Rey y los Príncipes de Asturias han optado por marcar distancias, tanto en el ámbito familiar como, sobre todo, en el institucional.
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